100% Marvel. Thunderbolts 1

thunder_logoEl que esté más puestecillo en el bonito mundo de las Olimpiadas que en el de los cómics, al leer eso de Thunderbolts se pensará que hoy vamos a hablar de Usain Bolt o de gente de ese jaez que se pegan unas «pechás» inmensas a correr cual jovenzuelo que sale pitando a una velocidad endiablada con la que el fllequillo casi se le pone en la nuca cuando su novia le dice que está embarazada. Pero no amiguitos, los Thunderbolts a los que nos referimos en esta reseña no tienen nada que ver con gilipolladas de este jaez, sino con el grupo de anti-héroes creado allá por 1997 por el gran Kurt Busiek.

Y es que en sus orígenes los Thunderbolts estaban compuestos por un grupo de villanos que se hacían pasar por superhéroes con la intención de ganarse la confianza de la gente y de las autoridades para en el momento más inesparado aprovechar esa coyuntura y controlar el mundo. El caso es que algunos de estos malotes le pillaron el gustillo a eso de hacer de héroes y a lo de sentirse valorados y apreciados por la gente, motivo por el cual vieron en ello una oportunidad de redención…

Sin embargo, un tiempo después el bueno de Warren Ellis se hizo cargo de los guiones de esta serie, reuniendo en el grupo a un terrible plantel de villanos, a cual más cabronazo, y que a las órdenes de Norman Osborn perseguían a los héroes no registrados tras la Civil War. Aquí estos malosos no buscaban ni redención ni pollas en vinagreta, sino la oportunidad de machacar héroes bajo el amparo de la ley. Tras esta oscura etapa  los Thunderbolts volvieron a sus orígenes, esta vez bajo el liderazgo de Luke Cage, que se hizo cargo del grupo formado esta vez por un puñado de supervillanos rehabilitados.

Oleee, qué guapos están todos

Oleee, qué guapos están todos

En eso que de pronto apareció en el horizonte la figura de Jeph Loeb, que de vez en cuando deja caer sus ideas en Marvel y cierto día (seguramente tras un finde desenfrenado de porros y gachises) planteó una muy curiosa: «Oye chavales, ¿y porqué coño no hacemos que los Thunderbolts estén dirigidos por el general Ross?» (que como sabéis es ese famoso militar obsesionado durante tantos años con dar caza a Hulk). El caso es que esta idea se dejó caer encima de la mesa, gustó a algún directivo y de ahí esta nueva etapa de los Thunderbolts en la que veremos a Ross liderando a un grupo totalmente nuevo compuesto por personajes de lo más variopinto.

¡Halaa, qué tío más feo!

¡Halaa, qué tío más feo!

Y es que todos ellos son (anti) héroes que trabajan en solitario, que se mueven por una delgada línea entre el bien y el mal, haciendo gala de un comportamiento a veces un poco ambiguo. Pero ante todo ninguno de ellos trabaja bien en grupo. De esta forma, tendremos a un mercenario bocazas (Masacre), a una asesina ninja (Elektra), a un vigilante oscuro (Punisher) y a un militar adherido a un simbionte (Veneno). Ya en los primeros compases de la historia veremos a un insistente general Ross hablando personalmente con todos y cada uno de ellos exponiéndoles una serie de convincentes razones para que formen parte de este grupo.

Ostias, Steve Dillon dibujando a una tía guapa

Ostias, Steve Dillon dibujando a una tía guapa. ¡Milagro!.

Y su primera misión no será otra que la de dejarse caer en cierta isla de a tomar por culo, dirigida por un dictador un poco cabronazo, y en la que Ross tendrá muchas ganas de armar mucho alboroto con su nuevo equipo. El guionista encargado de dar vida a todo este «sarao» es Daniel Way, con un estilo un tanto cercano al de Garth Ennis, y por ese motivo quién mejor para acompañarle a los lápices que Steve Dillon y su inconfundible trazo tan reconocible por cualquier friki.

Tampoco faltarán los zorreteos

Tampoco faltarán los zorreteos

El caso es que a pesar de las altas expectativas que tenía puestas en este tomo, para mi humilde gusto creo que se deja leer y poco más, aunque me queda la esperanza de que en futuros números la cosa debe tener tendencia a mejorar. Personalmente creo que esta primera misión del grupo no acaba de explotar las posibilidades de semejante plantel de personajes reunidos en un mismo equipo. Bien es cierto que a lo largo de la historia veremos que a la hora de actuar de forma conjunta esto es una «merienda de negros» en la que cada uno tiende a hacer la guerra por su cuenta y donde tampoco faltarán los enfrentamientos y los rifi-rafes entre algunos de los protagonistas (pero insisto en que en conjunto no me ha acabado de convencer). Así que a la espera de si la cosa mejora yo de momento sigo quedándome con los Thunderbolts de Warren Ellis

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