AFVZ

Este pasado viernes, con los fajazos de billetazos rebosando ahí en mi cartera del mono Coco de los Choco-Krispies, salí del curro a toda velocidad como si me estuvieran achuchando a un mandingazo y acudí a mi tienda favorita a echar la tarde sumido en compras frikis. Así que aparte de mis compras fijas del mes me permití un arrebato consumista, y me la jugué con esta novedad de Dolmen Editorial titulada AFVZ, con la cual me hice sin tener ni zorra idea de lo que iba, pero un simple vistazo por encima me convenció.

No sé si estabáis enterados de la noticia de que Dolmen cerró hace ya tiempo un acuerdo para publicar material de la editorial americana Radical Comics aquí en España. Y los primeros títulos en ver la luz han sido este AFVZ y Hotwire, tomo con el que también me hice y que reseñaré próximamente. Por cierto, me regodeo en mi crapulencia por el magnífico aspecto de estos tomos en tapa dura y con un papel cojonudo, que aunque son un poco caretes da gusto sostener entre las manos un cómic en este formato de auténtico lujo.

Me imagino que ahora mismo muchos estaréis pensando qué coñe significan las siglas AFVZ. Pues vienen a significar nada más y nada menos que Agencia Federal de Vampiros y Zombies, ya que el cómic parte del supuesto de que estos seres existen y son muy reales.  Y es que tal y como se comenta en la introducción del tomo, desde tiempos inmemoriales hay escritos antiguos provenientes de lugares como Egipto o Mesopotamia que hablan de seres que se alimentaban de carne, o leyendas vikingas sobre seres vampíricos. Por cierto, ¿verdad que es curiosa la evolución de todos ellos a lo largo de los años?. Y es que resulta inquietante ver cómo hemos ido pasando de los vampiros feos tipo Nosferatu y de los zombies lentos y torpones a los chupa-sangres reguapos, seductores y con flequillazo y a los zombies que corren como cabrones a lo Usain Bolt «dopao».

Zombies en la hora de la merendola

Retomando el tema de la AFVZ hay que comentar que se trata de una agencia creada para exterminar a esos seres, y vive dios que casi lo consiguieron. Por cierto, tremendo el repaso que se hace al inicio del tomo sobre la historia de esta agencia en su cruzada por exterminar a esos vampiros y zombies, que son resultado de plagas o de virus que amenazan a la humanidad. Ciertamente resultan aterradoras las atrocidades de esa agencia, pues realmente  uno se pregunta si los humanos no son peores que los pobres infectados del vampirismo o del zombismo. Sin embargo, es de suponer que, a veces, para proteger a la humanidad hace falta gente sin escrúpulos capaces de las mayores barbaridades.

El caso es que los vampiros, a quienes se consideraba (junto a los zombies), totalmente extinguidos en los EEUU, han vuelto a la carga e intentan llevar a cabo un «acto terrorista» consistente en infectar a millones de ciudadanos americanos con un virus zombie modificado, contra el que de nada sirven las vacunas creadas a principios del siglo XX. Por ello la AFVZ será reabierta y contará con la asesoría del misterioso Doctor Hugo Pecos, un hombre entregado en cuerpo y alma a esa organizacion y que verá cómo pronto vuelven a su vida viejos fantasmas del pasado. Curiosa resulta también su obsesión por inculcar sus prejuicios sobre esos seres a sus nietos (Landra y Vidal), quienes pronto descubrirán el porqué de tanto entrenamiento para estar preparados ante algo que tanto temía su abuelo: el regreso de estos seres de la mano de la temible Yaelis.

Al igual que en Chueca, los zombies atacan por detrás

En definitiva, AFVZ es un tomo que destaca ante todo por resultar visualmente una auténtica pasada, por ese estilo espectacularmente grotesco y siniestro que capta todo el horror de las atrocidades que pueden llegar a cometer esos seres. Todo ello aderezado por un guión decente, que sin ser nada del otro mundo se deja leer y entretiene. Aún a riesgo de repetirme, lo recomiendo especialmente por el pasote que me ha resultado el dibujo de Roy Allan Martinez y Wayne Nichols. Hasta he tenido que ponerme un «babi» para proteger el tomo de las babas que se me caían admirando cada viñetaza.

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