Dragon Ball Z: La batalla de los dioses

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Ya hemos comentado en varias ocasiones que si hay un tío al que admiramos los miembros de este blog ese es sin duda alguna Goku. Ya no sólo por sus pelos molones o porque el tío sea un crack, sino por el hecho de que ya hemos perdido la cuenta de las veces que este menda ha salvado a la humanidad. Aún recuerdo el berrinche que nos llevamos la primera vez que cascó, pues se nos caían unos mocarros y unos lagrimonacos de aupa (eso por no decir que hasta guardamos un minuto de silencio y todo). Así que es de suponer que cualquier noticia que nos llega en la que anda de por medio Goku nos pone más contentos que un perrillo al que le tiran las sobras de la comida para que arrebañe el hueso del chuletón…

Goku es lo más grande

Goku es lo más grande

Así que podéis imaginar el sorpresón que nos hemos llevado cuando echando un vistazo al catálogo de novedades de Planeta DeAgostini  para el mes de octubre hemos visto que va a salir a la venta el tomo de Dragon Ball Z: La batalla de los dioses. Los más frikis de Goku habrán visto ya la película, pero si antes de verla prefieres leer el cómic ahora tienes la oportunidad de hacerlo. El argumento se ambienta algunos años después de la batalla con Majin Buu, Bils, el dios de la destrucción, encargado de mantener el equilibrio del universo, se ha despertado de un largo sueño. Al escuchar rumores sobre un saiyajin que ha vencido a Freezer, Bils parte a la búsqueda de Goku. Emocionado por el hecho de que haya aparecido, después de tanto tiempo, un oponente tan poderoso, Goku ignora las advertencias de Kaito y decide enfrentarse a él.

Ole ahí la portadita guapa

Ole ahí la portadita guapa

Pues ale requetechato, ya puedes ir ahorrando los 14,95€ de mierda que cuesta y disponerte a disfrutar de sus 360 paginazas con las que será un gustazo tremendo reencontrarse con uno de los personajes más molones de los últimos tiempos. Y es que Goku ha sido, es y será el puto amo por los siglos de los siglos y tardará mucho tiempo en salir otro personaje que de derroque de ese más que dignísimo status.

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