Puta Madre

Hay veces en las que uno llega a la tienda y entre las novedades del mes se topa con cosas de las que no tenía el más mínimo conocimiento de su existencia, pero un rápido vistazo te llama la atención y decides dejarte ahí 28 eurazos casi sin despeinarte simplemente por el mero hecho de que tiene buena pinta. Pues esto es lo que me ha sucedido a mí con esta bonita novedad titulada Puta Madre publicada por Dibbuks muy recientemente, una editorial de la que hoy os voy a confesar que (junto con Astiberri) soy cada vez más fan, no solo por algunas de las obras que publican, sino también por la calidad y el mimo con las que cuidan sus ediciones.

Lo primero que diremos sobre la obra en cuestión es que se trata de un spin-off de la serie Mutafukaz, un cómic que no se ha publicado en nuestro país y que por lo que he podido indagar, se trata de una especie de Shonen a la francesa que hará las delicias de todos aquellos amantes del GTA y de las barrabasadas varias. Su guionista RUN, es un autor que ha hecho algunos pinitos en Doggy bags (también publicada en estos lares por Dibbuks), una obra que todo el que la haya leído es sabedor de que las historias que en ella se recogen rezuman macarrismo y violencia por los cuatro costados y a raudales.

Por tanto, si ahora muchos os estáis preguntando que si para leer Puta Madre hay que haber leído previamente Mutafukaz os diremos que no y que se puede disfrutar totalmente de manera independiente (más que nada por el hecho antes mencionado de que Mutafukaz ni siquiera ha sido publicada en España).

Argumento

El argumento de Puta Madre arranca en un pueblecito de California en mitad del desierto, a pocos kilómetros de la frontera mexicana, donde vive un niño de 12 años llamado Jesús, que comparte su existencia con su madre, un hermanastro y Spooky, un amigo imaginario que le incita a cometer actos violentos. Este es acusado de matar a su hermanastro por celos y, para dar ejemplo, es juzgado como un adulto y condenado a pasar siete años en una de las cárceles más sangrientas de los Estados Unidos. Allí descubrirá cómo es el mundo carcelario y sus múltiples códigos.

Niño catatónico

Sobre la obra

Todo ello da pie a una obra dura, cruda y violenta donde a través de los ojos de nuestro joven protagonista descubriremos los entresijos del mundo carcelario americano, un lugar en el que (tal y como se refleja a lo largo de la historia) o te unes a una banda con los que son afines a tus ideas o raza o las puedes pasar canutas. Sin lugar a dudas, esta parte de la obra en la que presenciaremos cómo nuestro protagonista va creciendo dentro del mundo carcelario y perdiendo cualquier atisbo de inocencia, es la parte más interesante del tomo por todas las duras vicisitudes y vivencias que allí acontecerán y cómo todo ello irá marcando su carácter a medida que van transcurriendo los años allí encerrado.

Saldrán lagartos y también lagartas

Poco a poco, una vez ya con nuestra protagonista hecho un hombre y fuera de la cárcel, la obra abordará otros temas dispares tales como la reinserción social, las guerras entre bandas de moteros, las drogas e incluso el de la lucha libre mejicana, donde en todo momento quedará patente el hecho de que haga lo que haga nuestro protagonista es como si estuviera marcado a lo largo de su vida por una especie de halo de violencia que le persigue y del que (por unas cosas u otras) le resultará muy difícil poder mantenerse ajeno. Comentar también que en ciertos momentos puntuales se intercala alguna que otra página esporádica con información adicional (francamente interesante) sobre curiosidades del sistema penal americano, las bandas de motoristas y su jerga y otros tantos elementos de los que se mencionan a lo largo de la obra, de manera que la información de estas páginas ayuda a un mejor entendimiento por parte del lector.

Ametrallar con una UZI montado en moto es bien

Sobre el dibujo

Mención especial para el dibujo de Neyef, un artista francés muy aficionado al manga con influencias dispares y entre las que se podría citar desde Mike Mignola (Hellboy) hasta Eiichiro Oda (One Piece). Sin lugar a dudas, su peculiar trazo viene de perlas al tono amargo y crudo que rezuma la obra por los cuatro costados, luciendo especialmente bien en esos momentos de la historia que transcurren en interiores bien iluminados, donde el magnífico color de esas viñetas resalta su estilo francamente bien.

Digan lo que digan, las cosas se arreglan a ostias

Conclusión

En definitiva, Puta Madre es cómic que me gustaría recomendar a todo el mundo, pues en él se abordan una multitud de géneros que hace que la lectura no decaiga en ningún momento.
Una de esas obras que seguramente les pasará desapercibida a muchos entre los estantes repletos de novedades de la tienda, pero que para mí, sin duda alguna, es lo mejor que he leído de momento en lo que va de año.

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