La legión del águila

La primera vez que escuché el título de este film pensé que esto trataría sobre las desventuras de un grupo de gordacos borrachuzos aficionados a esa marca de cerveza. Pero mire usted por donde que finalmente averigüé que se trataba de una película que venía a ser una adaptación de una novela juvenil de una tal Rosemary Sutcliff, dato que pongo para tirarme el pingüi e impresionar a las extranjeras que lean esta reseña, pues en la vida había oído hablar de la tal Rosemary.

Además, otra de las cosas que me llamó la atención es que junto al nombre del protagonista principal (Channing Tatum), aparecía el de Jamie Bell, a quien muchos conocerán más como Billy Elliot. Y sin duda alguna este hecho me inquietó por ver si este actor se iba a lanzar aquí también por bulerías y se marcaba uno de sus famosos «zapateaos» en plan Fred Astaire puesto de efedrina hasta las cejas. Además que las pelis de romanos molan, qué coñe, así que hace unos días me dispuse a echarla un vistazo para traer hoy esta reseña.

El film se ambienta en el siglo II d.c, concretamente en la zona de Britania, que los que juguéis más al trivial seréis sabedores de que es el término con el que se designaba a la isla de Gran Bretaña antes de que se produjeran las invasiones germanas. El largometraje nos pone en el pellejo de un joven legionario romano (Channing Tatum) y su esclavo britano Esca (Jamie Bell), quienes emprenderán la búsqueda de la Legión Novena, la cual desapareció veinte años antes en alguna parte del Norte de Britania, y a cuyo frente se encontraba un general que resulta ser el padre del legionario en cuestión.

A nuestro protagonista le miran a ver si tiene hoyuelos

Supongo que muchos estaréis pensando ahora mismo: «¿Y cómo es que a este muchacho le da por adentrarse más alla del muro de Adriano en unas tierras inhóspitas repletas de gente poco civilizada que estarían encantados de toparse con un romano y forrarlo a hostias?». Pues simplemente el protagonista arriesgará su vida de esa forma gilipollesca por una cuestión de honor familiar y por tratar de recuperar el estandarte del águila que portaba la legión de su padre cuando fue masacrada en aquella tierras. Y es que a este respecto no puedo menos que decir que el protagonista es el típico «flipao» de la vida que está dispuesto a dar su vida por Roma con tal de recuperar el honor familiar perdido. Y digo esto para que no pille de sopetón a todos aquellos que odiéis los films en los que los protagonistas son felices por el hecho de morir por su «país» (en este caso por el imperio romano) en plan marines yanquis hiper valerosos de la típica peli patriotera.

Pero dejando a un lado este tufillo que rezuma el film, hay que comentar también que lo más destacable del mismo es ese curioso vínculo que une a sus dos protagonistas (enemigos por naturaleza) debido a una deuda de honor contraída por uno de ellos. Pronto irán conociendo mucho el uno sobre el otro, sobre sus ideas y costumbres, y nuestro impetuoso legionario aprenderá que quizás el honor de Roma no sea tan idílico como él pensaba, pues detrás de sus conquistas hay muchas barbaridades y barrabasadas sobre los pueblos que se resisten a ser absorbidos por el Imperio.

Nuestros protagonistas viendo los toros

A este respecto comentaré cierta crítica implícita en el film sobre las ansias de conquista de muchos jefazos militares que mandan a morir a los jovenzuelos a lugares perdidos de la mano de dios sin nada que valga la pena, simplemente por el afán territorial de expandirse. Sin embargo, viendo esta película a uno le queda la sensación de que por mucho que quieras que al protagonista le entre esto en la cabeza aunque sea dándole un par de hostias, él seguirá siendo un pobre idealista que se enorgullece en morir en combate en nombre del honor y de la grandeza de Roma.

En definitiva, La Legión del Aguila es un entretenido film sobre el destino, el honor perdido y la confianza entre dos dispares personajes que forjarán unos lazos de amistad a pesar de sus diferencias. No os esperéis un Peplum en plan gran super producción con batallas bestiales y cientos de extras en plan Gran Vía a las 7 de la tarde. Digamos que es un ejemplo menor del cine épico de romanos, pero que se deja ver y entretiene si te gusta este género.

Deja un comentario