Los Cabezones de las Galaxias: las Guerras Cabezón

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Joder, para cabezón el de un colega nuestro de aquí del barrio cuando éramos chiquitajos, porque francamente era algo impresionante. Recuerdo que un día le pillamos descuidado, le medimos la cabeza con cromos y tuvimos que usar la friolera de cuatro para abarcar todo ese perímetro. Por ese motivo siempre hemos simpatizado con la gente cabezona, porque nos recordaba a este colega de nuestros tiempos mozos. Es por ello que nos ha llamado la atención cierta novedad comiquera que ha salido a la venta este mes de abril por parte de Dolmen ediciones, que gustará no sólo a los que les cae bien la gente cabezona, sino también a los fans de Star Wars, al poder ver a sus ídolos con la cabeza más grande que la de Naranjito con paperas…

Con esas cabezas lo raro es que no se líen a cabezazos

Con esas cabezas lo raro es que no se líen a cabezazo limpio

Y no estamos refiriendo concretamente al tomo titulado Los Cabezones de las Galaxias: las Guerras Cabezón, ambientado en una época tranquila en la que los Alderaan Lakers han ganado la liga, Jungla de Cristal lleva 23 partes y Perdidos sigue sin tener sentido. Pero la paz no va a durar siempre. Una plaga de androides asola el planeta Nabuu y amenaza con extenderse por toda la galaxia como una gripe en un colegio. El maestro Cagonzín y su ayudante viajan hacia allá para proteger a la Reina Midalas y mantener el orden como unos titanes. Tras el éxito del libro más vendido de Enrique Vegas, Los Cabezones de las Galaxias, llega su continuación donde se parodia los Episodios I-III con todos sus personajes, desde el maestro Cagonzín a Char Char, el senador Palpatone o Joakin…

Ole ahí la portadita guapa

Ole ahí la portadita guapa

Así que ya sabes, si eres fan de los cómics gilipollescos que parodian series o películas no puedes perderte a Los Cabezones de las Galaxias, porque seguramente te vas a partir el ojete. Se trata de un tomo de 144 páginas al precio de 15€ de mierda (esos te los ahorras tú estando un finde sin gastarte los cuartos en sobornar a las vecinas para que te vendan sus tangas y luego pasarte la tarde en casa restregándotelos por el hocico).

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