Siete Ladrones

ladrones_logoPor el titulillo del post seguramente muchos estaréis pensando que hoy vamos a hablar sobre politicastros, banqueros, ricachones varios o incluso de hasta la creme de la creme de chorizacos de este puto país, entre los que bien podríamos destacar a toda esa gran pléyade de pedazo de cracks archiconocidos por sus manos tan sumamente largas: el Dioni, Roldán, el Lute, Del Nido, el Vaquilla, Undargarín o hasta Julián Muñoz y la Pantoja (vaya fauna, no me jodas)…

Pero no amiguitos, gracias a los dioses hoy no vamos a hablar sobre estos perlas, sino sobre un cómic que tenía por ahí perdido en mi comicteca desde que me hice con él allá por el año 2008 (muchos de vosotros no habíais ni nacido) y se quedó el pobrecillo en un estante durmiendo el sueño de los justos hasta que el otro día casualmente me topé con él y me dije: «¿Y tú qué cojones hacías aquí escondido, picarón?». Así que con un enorme temple me pillé un zumito fresquito (que en verano hay que cuidarse), me senté como un campeón sin dar guerra ni nada y me dispuse a degustarlo como se merecía…

Pero antes de entrar al meollo dejadme que os explique una curiosidad en torno a este tomo en cuestión. Y es que se trata de un cómic perteneciente a la línea BD de Planeta DeAgostini, que formaba parte de una especie de “rareza” dentro de esa línea editorial. Digo lo de rareza entre comillas porque estaba pensada como una serie de siete números autoconclusivos, en la que cada cómic tiene una independencia total con respecto a los otros, tanto por los equipos creativos que los realizan como por las historias que nos cuentan, teniendo sólo en común la premisa de que los protagonistas serán siempre siete individuos metidos en una misión concreta. De esta forma, dentro de este línea comentada podíamos encontrar títulos tan variopintos y dispares como Siete Psicópatas, Siete Piratas, Siete Prisioneros o este Siete Ladrones (por citar solamente unos cuantos).

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Tomando un lingotazo

Centrándonos ya en el tomo que nos ocupa diremos que el argumento nos pone en el pellejo de Bahr y Hrym, dos enanos que han elaborado un plan para hacerse con el tesoro que su pueblo tiene guardado en las entrañas de Vershkann, la montaña que sirve como ciudad de los enanos y que por unos días, se encontrará abandonada de su protección. Para que su tan estudiada, como arriesgada idea tenga éxito, necesitaran de la ayuda otros personajes, y será Hrym, el encargado de reclutarlos en Marmaëkard, el pueblo donde viven. Así, y ofreciéndoles una enorme suma de dinero por sus servicios, el grupo quedará integrado por siete ladrones a los que el destino les tiene reservado un inesperado protagonismo.

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Esa misma cara ponen las tías cuando nos ven en pelotas

Sin duda alguna, lo que más llama la atención de este tomo es ese aire que rezuma a literatura tolkiana, el cual se puede apreciar en cada viñeta, ya que la historia está ambientada en un mundo donde conviven toda variedad de razas: orcos, enanos, humanos, dragones, magos, etc… De esta forma, bajo esa antes comentada premisa de la reunión de un grupo de individuos para llevar a cabo una misión (que en este caso consistirá en un robo que les permitirá “vivir de las rentas” a sus participantes durante el resto de sus vidas), se compone todo este argumento que hará las delicias de los fans de la fantasía heroica.

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Tomando el solecico

Y es que Siete Ladrones es un más que entretenido cómic que nos trae una historia sin mayores pretensiones que la de entretener y sin duda alguna lo consigue con creces. Personalmente he de reconocer que la historia me hizo pasar un buen rato hasta su final, aunque creo que había argumento más que suficiente para hacerla un poco más larga y desarrollar un poco más a los personajes, pero bueno. Por cierto, tampoco perdáis ripia de esa delicia de dibujo con ese estilo tan elegante y esos escenarios tan bien definidos, pues insisto en que a todo aquel a quien le guste mínimamente la obra de Tolkien se recreará los ojines y encima lo pasará pipa.

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