Seguramente muchos os estaréis preguntando que con lo friki mierderos que somos en este puto blog no hayamos visto un film de este jaez el mismo día de su estreno y encima hagamos la reseña más de dos semanas después de cuando salió en cines. A este respecto he de decir que todo ello se debe a que esta película quería verla con mi mejor amiga, que quedó bastante impresionada con los cacho abdominales de Leónidas y sus muchachos en el anterior film y me sugirió que fuera con ella por si la daba un sofoco y luego tenía que llevarla a casa a caballito…
Y es que hay que reconocer que la anterior película fue una grata sorpresa para muchos. Antes de ella, sólo los más frikazos conocíamos la cojonuda novela gráfica del grandísimo Frank Miller, la cual inspiró aquel largometraje y además tuvo que ser reeditada en varias ocasiones debido a la enorme cantidad de gente que se interesó por ella a raíz de ver la peli. La verdad es que no me canso de insistir en el hecho de que es una pena que muchas personas solo se adentren en el noveno tras visionar algún film molón, pero bueno, qué remedio…
¿Y qué nos vamos a encontrar en este film titulado 300: El origen de un imperio?. Pues lo primero que merece la pena comentar es que nos pone en el pellejo del general griego Temístocles, quien lucha por conseguir la unidad de las polis griegas. Él dirige las tropas griegas que se enfrentan contra el ejército persa, liderado por Xerxes y Artemisia, para impedir la invasión del país. Todo este argumento hace de este film un spin-off de la película 300, basado esta vez en la novela gráfica «Xerxes», del antes mencionado Frank Miller.
Pero sin duda alguna, lo más llamativo de este film es que viene a ser tanto una precuela como una secuela del anterior largometraje (incluso contará con momentos paralelos a lo que estaba ocurriendo con Leónidas y sus 300 en el paso de las Termópilas). Lo que podríamos calificar como precuela es la parte del film que se centra en la Batalla de Maratón y la caída del rey persa Dario, el alzamiento como rey dios de su hijo Xerxes, los problemas de Temístocles a la hora de reunir a las distintas polis griegas, los orígenes de Artemisia y la forma en la que pasó a convertirse en la comandante por excelencia de la armada persa. A raíz de una serie de saltos temporales y narrativos iremos conociendo todos estos elementos, a la vez que asistiremos al meollo del film, consistente en mostrarnos la forma en la que Temístocles hace frente a la amenaza persa en la Batalla de Artemisio y cómo se llegó a la batalla de Salamina tras la aniquilación de Leónidas y sus muchachos.
Y justamente es aquí donde 300: El origen de un imperio sigue el mismo esquema de su predecesora, por el hecho de mostrarnos la historia de un grupo de valientes (esta vez atenienses), encabezados por un intrépido líder (Temístocles), plantando cara a un ejército mucho más poderoso en número y armamento, con la salvedad de que los atenienses no cuentan con la destreza espartana, sino con hábiles tácticas de guerra salidas de la mente de su cabecilla que se basan en el engaño y la estrategia pura y dura. De esta forma, todos estos elementos componen el rifi-rafe entre Temistocles y Artemisia, el cual no tiene nada que envidiar al de Leónidas y Xerxes en la primera entrega.
Y si el esquema del argumento es básicamente el mismo, la película cuenta también con esa estética comiquera con fondos netamente generados por ordenador y con unos momentazos de acción épica tan característicos y que tanto gustaron en la anterior cinta, con esas ralentizaciones, que para los menos tikis-mikis servirán para deleitarse los ojines con las magníficas batallas marítimas y la crudeza de las bestiales peleas en las que la sangre salta a borbotones. Por cierto, buenas actuaciones del plantel protagonista, representado por Sullivan Stapleton, Rodrigo Santoro, Lena Headey o Eva Green (esta última sobresaliendo por encima del resto en su papel de Artemisia).
En definitiva, 300: El origen de un imperio es un film con el que disfrutarás a raudales si lo pasaste pipa con la anterior película. Una oportunidad perfecta para conocer algunas otras batallas que tuvieron lugar dentro de las denominadas Guerras Médicas (con el peculiar estilo de Frank Miller y las licencias históricas que se permite el tío). Un largometraje que repite prácticamente casi todos los elementos que hicieron grande a 300, con uno de esos guiones repleto de valientes dispuestos a dar su vida por su libertad sin importarles lo chunga y lo peligrosa que sea la amenaza a la que tengan que hacer frente. Y quien sabe si no harán una tercera parte que recree la famosa batalla de Platea, el último enfrentamiento terrestre de la Segunda Guerra Médica…