LOS MUERTOS VIVIENTES #8

El pasado mes de febrero estaba tachado en el calendario con expectación, ya que era el mes en el que salía el nuevo tomo de una de las mejores series del panorama comiquero actual: los muertos vivientes. No me cansaré de repetir en que si me apuntaran a la cabeza con un trabuco de los de Curro Jiménez y me dijeran que debo de elegir una sola colección de entre todas las que hago, creo que me quedaría con esta sin pensármelo dos veces. Y es que tal y como acabó el tomo anterior (el nº 7) los que seguimos esta serie estábamos deseosos de que saliera la nueva entrega para ver cómo continuaba la cosa, según concluyó el mencionado tomo anterior. Y es que lo más llamativo de esa serie es que aunque se titule los muertos vivientes, estos seres no son los protagonistas verdaderos de esta colección, sino que son un mero «acompañamiento» circunstancial para demostrar que (cito textualmente de otro blog) en un mundo destruido y con apenas supervivientes, el hombre solo es capaz de destruirse a sí mismo con un afán difícil de entender,
aunque siempre se pueden encontrar a algunos seres humanos dispuestos a sacrificarse para ayudar a los demás, personas que renuncian a su propia seguridad para ayudar a aquellos a los que llaman amigos, en un mundo desolado y triste…, todo inútil al final frente a la capacidad destructiva de unos pocos. Este comic es perfecto para darnos a entender que el hombre tiende a ser malo por naturaleza y que en los momentos en los que no hay leyes que rijan la convivencia, esa maldad aflora en muchas personas con la intención de conseguir el mayor beneficio propio. Toda esta maldad queda plasmada en la figura de «el gobernador», el mayor cabronazo y bastardo que me he encontrado últimamente entre las páginas de un comic. Lo que realmente es aterrador pensar es que si alguna vez ocurriera en la vida real algo parecido a lo acontecido en este comic y quedáramos relegados a un mundo en el que sólo importa la supervivencia, seguramente el comportamientto de muchas personas cambiaría y muy probablemente nos encontraríamos con un «gobernador» como el de estas páginas. En definitiva, un comic que no me cansaré de recomendar a todo el mundo que quiera disfrutar de una historia que te tiene absorbido hasta el final del tomo, y que una vez llegado al final te deja con unas ganas locas de leer la continuación (porque todo lo que les pasa a los protagonistas es poco). Y los más curioso y llamativo es que ninguno de los protagonistas tiene la supervivencia asegurada, pues pocas colecciones tienen un índice de mortalidad tan alto entre los distintos personajes principales alrededor de los cuales gira la historia…, hecho que es digno de valorar porque últimamente se estaba perdiendo el sentido de la palabra «muerte» en el mundo del comic (esto no es como en Marvel comics que aunque un personaje muera, sabes que al final algo se sacarán de la manga para resucitarlo). En fin…, sobre eso me guardo mis opiniones que si no rabio a lo bestia.

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