¡QUÉ GRAN FRASE!

Hace ya unos pocos añitos me hice con una serie de tomos retapados que puso a la venta Ediciones Forum, unos meses antes de perder los derechos de publicación de Marvel en España en favor de la editorial Panini. Estos retapados eran muy interesantes, porque cada uno de ellos recogían cinco números de una colección al irrisorio precio de 3€. Yo me hice con unos cuantos tomos de los 4F, los Vengadores, Thor y del personaje al que dedico este post de hoy, que no es otro que el nunca bien ponderado Masacre (los que hayáis visto la peli de Lobezno os sonará el nombre). Toda esta introducción viene a colación del tema del post de hoy, que voy a dedicarlo a una escena que me gustó especialmente en uno de los números de esa colección, donde el bueno de Masacre se marca una frase de esas que crean escuela. Así que voy a relatar esa escena poniendo en situación a mis queridos lectores sobre el contexto de la historia. Empezaré diciendo que Wade Wilson (el nombre real del personaje) es un individuo que fue sometido a un experimento secreto del gobierno canadiense dentro de un proyecto por desarrollar «el arma de matar perfecta» (los mismos que experimentaron con Lobezno).
Sin embargo el experimento no salió del todo bien y dejó graves secuelas físicas y psíquicas en el susodicho sujeto (sobre todo físicas). Un buen día y de forma casual logra dar con uno de los máximos responsables de ese proyecto que le arruinó la vida y ve en ello la oportunidad de vengarse de ese individuo tan odiado por él. En todo este asunto se ve envuelta una vieja amiga del protagonista que asiste estupefacta al momento en el que Wade Wilson va a consumar su venganza a sangre fría. Sin embargo su amiga apela a los últimos resquicios de humanidad que queden en él para que le deje vivir, dándole a entender que si lleva a cabo su venganza no será mucho mejor que las personas que le hicieron aquello. Wade Wilson reflexiona y le dice a su víctima estas palabras, que francamente me parecen memorables: «Cuando nos marchemos quiero que corras, no que andes… y marca este día en tu calendario; es algo así como tu nuevo cumpleaños. Esta mujer te ha dado la vida. No sé cuánta y francamente no me importa. Adelante busca la paz o haz lo que quieras, pero recuerda que hoy te ha mirado la muerte…; tu criatura vino para matarte y te dejó vivir por una simple razón…para salvarse a sí mismo. Y recuerda también que si me llega el más leve rumor de que has vuelto a las andadas se te acabarán las palabras suplicando piedad. Ahora vete y reza para que no me vuelvas a ver nunca».
Ni políticos ni demagogos ni hostias: esto es un discurso y los demas son mariconadas. No sé vosotros, pero yo me quito el sombrero ante un tío que tiene esta labia.

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