SAMURAI: CIELO Y TIERRA

Ayer por la tarde tocó la visita clásica de primer viernes de mes a mi tienda de cómics para hacerme con las novedades de septiembre que me interesan. Mirando por los estantes de allí me llevé una agradable sorpresa al ver la segunda parte de un cómic que leí hace ya varios años y del que ya no pensaba que leería algún día su continuación. Este cómic lleva por título Samurai: cielo y Tierra, y tal y como he comentado antes, me hice con el primer tomo hace ya lo menos un par de años o tres y tengo que reconocer que me gustó bastante. Así que cuando ayer vi el segundo tomo que continúa esta historia no dudé ni un instante en hacerme con él para degustarlo como se merece. Pasando ya a comentar el cómic en cuestión, tengo que decir que este tomo haría las delicias de mi colega Emilín, por su temática oriental con un trasfondo de dramonaco. Y es que en él se aborda la premisa de: «¿Hasta dónde llegaría un hombre por amor? ¿Cruzaría cielo y tierra para rescatar a la mujer que ama?».
Y es que se trata de una buena mezcla de aventuras y romanticismo con un argumento de película palomitera, en la que veremos cómo un samurai (Shiro) se embarcará en la cruzada de atravesar medio mundo en busca de su amada Yoshiko, que ha sido raptada.
Su búsqueda lo llevará mucho más lejos de lo que jamás hubiera imaginado: de su Japón natal al imperio chino en expansión, y de allí, a través de Europa, hasta la mismísima París. En los legendarios salones del Versalles de Luis XIV deberá cruzar espadas con tres de los mejores espadachines jamás conocidos.
La verdad es que cuando leí esta historia en su día me resultó muy curiosa la idea de enfrentar a un samurai contra los famosos mosqueteros, en un combate narrado de una forma que es una auténtica delicia visual. Y es que algo así, contado con unos dibujos espectaculares de Luke Ross y el trabajo con el color de Keith Jones es un espectáculo para los sentidos. Así que esta misma tarde después de comer me sentaré tranquilamente a leer la continuación de esta historia de cómo un hombre es capaz de recorrer el mundo en solitario y enfrentarse a quien sea por amor (¡Ainsss, qué bonito!). A pesar de todo sigo pensando que la peli de Shinobi es un dramonaco al que le sobra todo el idilio entre los tortolitos, que jode una buena peli de hostias (¿eh, Emilín?).

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