Crimson

crimson_logo2De vez en cuando me gusta explayarme con alguna de mis parrafadas estas que te dejan catatónico para hablar sobre viejas colecciones que leí hace tiempo. El caso es que hace unos pocos días me acordé de este título, que fue una de las primeras series que me pillé en la época aquella en la que pasé de ser lector ocasional de cómics a un acérrimo coleccionista, allá por el año 1999 (mi paso ‘de niña a mujer’ en lo que se refiere al mundo del noveno arte).

Y lo primero que hay que comentar sobre ella es que formaba parte del sello editorial llamado Cliffhanger, perteneciente a Wildstorm, en el que había artistas de la talla de Humberto Ramos, de Joe Madureira (Battle Chasers) o de Jeff Scott Campbell (Danger Girl). Por aquel entonces me hice con todas ellas y me gustaría aprovechar esta gran ocasión que se me brinda para cantar a los cuatro vientos y desvelar en rigurosa primicia que ésta era la que más me gustaba de todas (tanto es así que me hice sin pestañear con los 24 números de la colección en formato grapa, y posteriormente con los cuatro tomos que salieron recopilándola enterita y que guardo como oro en pañete)…

Out There

out_logoLa verdad es que la portadita adjunta de este cómic siempre nos ha hecho muchísima gracia porque nos recuerda a un amigo gordaco nuestro cada vez que pasa por el escaparate de la pastelería del barrio y no lleva dinero a mano en ese momento. Pero gracias a los dioses hoy no vamos a hablaros de este coleguita fanegas, sino de cierto cómic que tiene ya sus añitos y que me gustaría recomendar por si queda aún alma de cántaro que no lo leyera en su día

Me imagino que lo más ancianos del lugar recordaréis aquel famoso sello editorial llamado Cliffhanger, que en su día a muchos nos sonó a palabreja digna del siempre mítico Chiquito de la Calzada. Para encuadrar su origen habría que remontarse casi hasta finales de la década de los años noventa, cuando tres de los más grandes artistazos del momento decidieron crear un sello propio para tener mucha más libertad creativa y mucho más control sobre sus personajes. Y este santo triplete estaba compuesto por cracks de la talla de Joe Madureira, Humberto Ramos y J. Scott Campbell (ahí es “ná”)…

¡Gañanes!

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Cualquiera que lea el título del post de hoy podría pensar que vamos a rememorar los buenos tiempos de la Hora Chanante (¡Chanante!) y a encumbrar al gran Ernesto Sevilla al puesto que se merece. También puede que haya por ahí algún despistado que piense que le vamos a faltar al respeto y nos suelte un «¡Eeeeh!, como mintere que me’ices algo malo, te pego una pedrá que tescalabro, ¿estamos?». No, tampoco es para nada nuestra intención meternos con tan loable profesión, Dios me libre de usar la palabra gañán en vano (que mi padre me canearía).

De lo que se va a hablar hoy es de otra cosa completamente distinta (o bueno, quizá no tanto): ¡Gañanes!, el Juguete de Rol épico-rural.

Danger Girl

Me imagino que lo más ancianos del lugar recordaréis aquel famoso sello editorial llamado Cliffhanger, que en su día a muchos nos sonó a palabreja digna del gran Chiquito de la Calzada. Para encuadrar su origen habría que remontarse a finales de la década de los años 90, cuando tres de los más grandes artistas del momento decidieron crear un sello propio para tener más libertad creativa y más control sobre sus personajes. Ese santo triplete estaba compuesto por cracks de la talla de Joe Madureira, Humberto Ramos y J. Scott Campbell (ahí es «ná»).

Danger Girl es una miniserie de ocho números de la que se encargó este último, la cual fue publicada en grapa en nuestro país allá por el año 1999. Unos pocos años después (en 2004) se recopiló en un flamante tomo bajo el nombre de Danger Girl: el libro definitivo. El caso es que el sábado me topé con él buscando lecturas suculentas en mi comicteca, y qué menos que reseñarlo para todo aquel que nunca haya oído hablar de este curioso grupo de buenas mozas sanas y castizas con tetamen prominente.