Sí bueno, para pedazo de gravedad profunda la de un cacho gilipollón de aquí del barrio, que haciendo el mongolo con el monopatín se metió tal ostia que casi tuvieron que recogerle con pinzas para poder llevarle hasta su casa. Pero no, mis queridos amiguitos, hoy no vamos a hablar sobre Tony Hawk’s de andar por casa, sino sobre cierta novedad comiquera que salió hace unas pocas semanas y puede ser del agrado de los amantes de la ciencia-ficción.
Los que sigáis estas reseñas mierderas seguramente os acordaréis que hace ya unas poquitas semanas comenté que Medusa Cómics es un nuevo sello de reciente aparición, perteneciente a la Editorial Hidra, que hizo su debut hace unos cuantos mesecillos con títulos tales como The Woods, God is Dead, Colder y este tomo que hemos tenido el placer de catar y que nos ha convencido bastante. Así que si eres dado a las historias de terror en el espacio, donde aunque chilles como una puta locaza o como una verdulera de Tele5 nadie podrá escuchar tus gritos, permanece atento a lo que nos trae este cómic…
Para entender el contexto de esta historia habría que mencionar cierto planeta cuya gravedad puede convertir tus huesos en polvo, salvo si eres parte de la fauna que lo habita. Y entre esa fauna destaca un depredador insaciable. Un depredador que vale mucho dinero. Cuando la nave de transporte que se lo llevaba para venderlo queda varada en mitad del espacio, el depredador sale de su confinamiento para hacer lo que mejor se le da: cazar y devorar.
Y es que lo que comienza como una romántica aventura por la cual un joven es capaz de surcar el espacio detrás de su amor verdadero, se convertirá en una desesperada lucha por la supervivencia cuando sufran un accidente en una nave espacial, que provocará que la mayoría de la tripulación muera asfixiada en el espacio y que queden libres muchas de las criaturas de la fauna de ese planeta que la nave transportaba. En concreto una especie mortífera llena de tentáculos y con un hambre voraz, que si te pilla por banda le apañas la hora de la merienda.
Todo ello da pie a un cómic que resalta la antes mencionada idea del principio de esta reseña sobre el hecho de que Medusa Cómics está publicando hoy por hoy unos títulos bastante chulos y resultones, a la par que entretenidos, pardiez. Y es que el argumento de este Deep Gravity bien podría considerarse como una especie de mezcla entre Alien (por el hecho de encontrarnos a un grupo de tripulantes de una nave encerrados con un ser muy cabrón), con La aventura del Poseidón, en el sentido de que unos pocos supervivientes han de buscar una vía de escape antes de que su medio de transporte que se caiga a pedazos.
Se trata, por tanto, de una historia que mantiene el buen ritmo y la tensión en todo momento, por todos esos peligros que han de ir sorteando a través de la nave, con partes ardiendo, espacios abiertos en los que si no se andan con cuidado pueden acabar flotando en el espacio, junto con el peligro añadido de un depredador que les acecha en todo momento. Además en el cómic no hay ningún tipo de reparo a la hora de mostrar las escabechinas que arma el bicho este con sus presas, lo cual aumenta la sensación de terror y de agobio que tienen esos supervivientes en todo momento.
En definitiva, Deep Gravity es un tomo bastante ameno, que se deja leer rápidamente hasta llegar a su final por el hecho de saber si alguno de los protagonistas sobrevivirá o si están todos condenados a morir de manera fatal en una nave a la deriva. Por cierto, buen dibujo de Fernando Baldó, que con su estilo sabe transmitir la sensación de agobio que rezuma esta obra. Pues eso, que la eches un vistacillo, que no pierdes nada…