Desolation Jones

jones_logoPara desolación molona la que hacíamos nosotros en nuestros tiempos mozos discotequeros cada vez que entrábamos en un pub de moda y las chavalas se piraban a otro. Pero la desolación a la que vamos a dedicar unas palabrejas hoy no tiene nada que ver con nuestros tiempos de chulazos de medio pelo, sino que se trata de Desolation Jones, un cómic publicado por estos lares allá por el año 2007 y que el otro día me dio por volver a leer, porque con eso de que el alzheimer me putea cada vez más ya no tenía ni guarra sobre lo que iba…

Su guionista no es otro que Warren Ellis, un tío que para mi humilde gusto tiene argumentos molones que a mí personalmente me han encadilado lo suyo (como FreakAngels, Iron Man: Extremis o su etapa en la genial The Authority). Pero también es el artífice de soberanas putas mierdas que no sirven casi ni para limpiarse el ojete después de una diarrea la mar de chunga. El caso es que este Desolation Jones no es ni una cosa ni la otra, pues se trata de un cómic pasable que se deja leer…

La historia que en él se nos narra está ambientada en la ciudad de Los Angeles, en un futuro no muy lejano, donde nuestro protagonista (un inglés de malas pulgas antiguo miembro del MI6 llamado Desolation Jones) se gana la vida como detective aceptando casos de lo más variopintos. Todo se complicará cuando acepte un extraño encargo por el cual alguien le contrata para recuperar unas viejas cintas pornográficas de Hitler (a Warren Ellis a veces se le va la puta olla, no me jodas), las cuales han sido robadas a un excéntrico anciano millonario.

Dónde coño habrá metido los dedos Desolation Jones

¿Dónde coño has metido los dedos, Desolation Jones?

Todo ello da lugar a una especie de noir futurista en el que nuestro protagonista tendrá que ir investigando por los bajos fondos buscando pistas y contactando con la fauna mas variopinta, execrable y barriobajera que podáis imaginar. Pero sin duda alguna, llama la atención el hecho de que a pesar de esos sitios chungos por los que nuestro protagonista se mete y sobre todo a pesar de su aspecto de tío enfermizo, achacoso y tirillas, este menda tiene infinidad de recursos para salir airoso de peligrosas situaciones contra tiarrones que podrían reventarlo de un hostión (y encima quedando como un tipo duro al que no hay quien le tosa). Y es que a lo mejor otra cosa no, pero en lo que respecta a personajes cabrones y macarras tipo Jenny Sparks y Spider Jerusalem, el bueno de Ellis los borda.

Desolation Jones tomando un cafelito

Desolation Jones tomando un cafelito

Pero lo que personalmente más me ha llamado la atención de este cómic es la forma en la que va evolucionando la trama, ya que lo que a priori parece un simple caso de recuperar unas cintas con las que unos listillos quieren extorsionar a un pobre viejo rico y sacarle todo el dinero que puedan para recuperarlas, poco a poco va derivando en nuevas pistas que demuestran que hay mucho más detrás de todo esto. Incluso personas muy cercanas a ese pobre viejo millonario estarán involucradas cada una a su manera, dando lugar finalmente a una situación en la que viejos trapos sucios y oscuros secretos de algunos de los implicados saldrán a la luz, para sorpresa final del lector.

Desolation Jones arrimando cebolleta

Desolation Jones arrimando cebolleta

Mención especial merece también el tremendo dibujo de J.H. Williams III, un tío al que ya conocía anteriormente por cómics como por ejemplo Promethea, y que con su peculiar sentido narrativo contribuye a crear todo ese ambiente de bajos fondos y personajes depravados que sobreviven como pueden en un marco futurista de una sociedad repleta de corrupción hasta la médula (más corruptos incluso que la cúpula del PP).

Así nos disfrazamos nosotros en Carnavales

Así nos disfrazamos nosotros en Carnavales

En definitiva, Desolation Jones es un cómic que recomiendo si eres dado a los argumentos detectivescos en los que a medida que el protagonista avanza en su investigación van apareciendo nuevos detalles que complican la trama y todo se va liando cada vez más y más. Todo ello hasta llegar a un desenlace en el que  acaban descubriéndose más implicados de los que parecía en un primer momento. No es de lo mejor de Warren Ellis, pero tampoco es de lo peor, así que no está mal para echar la tarde con un cómic entretenido entre las manos…

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