En mayo ‘Superman: Hijo rojo’

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El hijo rojo es como conocemos al hijo de cierta vecina de aquí del barrio, pues se trata de un muchacho un poco zampabollos que cada vez que tiene que subir los cuatro pisos hasta su casa llega ahí «to colorao» a la cima el pobre chaval. Pero hoy no queremos dedicar la reseña a este buen mozo, sino a cierta novedad comiquera que nos han traído para este mes de mayo los chicos de ECC Ediciones, la cual agradará a todos los fans de Superman. Y es que si eres fan del personaje y nunca has tenido el placer de leer este cómic (4ª edición ya por estos lares), te mereces un par de ostias bien dadas con la mano abierta…

Superman con conjuntivitis

Superman con conjuntivitis

Y no estamos refiriendo a esa pedazo de obra del gran Mark Millar titulada Superman: Hijo rojo, quien en su día hizo una versión de la conocida historia cuando cierto cohete kryptoniano se estrella en la Tierra, llevando a un bebé que un día se convertirá en el ser más poderoso del planeta. Pero su nave no se estrella en América. No crece en Smallville, Kansas. En lugar de eso, encuentra su hogar en una granja colectiva de la Unión Soviética. De esta forma, el autor de las aclamadas obras The Authority y Wanted, nos trae esta visión extrañamente diferente sobre el mito de Superman. Con artistas de la talla de Dave Johnson, Kilian Plunkett, Andrew Robinson y Walden Wong, además de una introducción a cargo del productor cinematográfico Tom DeSanto, este tomo también contiene una muy extensa galería de bocetos de Johnson, Plunkett y Alex Ross (ahí es «ná», chavales)…

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Ole ahí la portadita guapa

Así que si eres uno de esos que huyes de la maldita continuidad y te gusta disfrutar de historias autoconclusivas y alternativas que podrían haber sido y no fueron, sin duda alguna, Superman: Hijo rojo es un cómic que debes leer. Así que ya estás tardando en ahorrar los 15,50€ de mierda que cuesta para disfrutar de sus 168 páginas, porque seguramente tras ver al bueno del Supes librando una batalla por Stalin y el Socialismo, seguramente te darán unas ganas locas de ponerte a cantar la Internacional a pleno pulmón.

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