Lo imposible

Ciertamente si uno se para a pensar detenidamente la cantidad de cosas imposibles que puede haber en esta vida eso podría ser un no parar. Así a bote pronto a mí se me ocurren algunas, como por ejemplo que nuestro querido redactor Kiko deje de atropellar a las pobres putis del GTA IV y a dar marcha atrás para rematarlas, o que cierto colega nuestro deje de esnifar pegamento Imedio. Pero «lo imposible» al que nos referimos hoy en esta reseña es al largometraje dirigido por el bueno de Juan Antonio Bayona, que actualmente se ha convertido en la peli española más taquillera de todos los tiempos.

La verdad es que no soy demasiado dado a tragarme películas de esas basadas en hechos reales, pues sólo hay que ver las mierdas rayantes que echan en Antena3 en plena sobremesa. Pero como sobre esta película no había leído malas reseñas ni comentarios chungos decidí darla una oportunidad. ¿Qué tal sabor de boca me habrá dejado?. Pues vamos a verlo…

La película se ambienta en diciembre del año 2004. María (Naomi Watts), Henry (Ewan McGregor) y sus tres hijos vuelan desde Japón a Tailandia para pasar sus vacaciones de Navidad descansando en la playa. Una mañana, mientras se encuentran todos en la piscina del complejo a orillas del mar, un tremendo tsunami destroza el hotel al mismo tiempo que gran parte de la costa del sudeste asiático. Las vidas de millones de personas cambiaron para siempre. Esta es la historia de esta familia…

Los protagonistas después de fumarse un porro

Aún a riesgo de que me llaméis pedazo de gilipollas, creo que ha llegado el momento de desvelar que el principal motivo por el que acudí al cine a ver esta película (iluso de mí) fue por el hecho de pensar que iba a tratarse de la típica cinta de catástrofes y desastres naturales que son un dechado de efectos especiales a tutiplén en plan 2012 ó pelis por el estilo. Pero claro, ahora que lo pienso no caí en la cuenta de que si Lo Imposible está basada en hechos reales no era muy probable que sus protagonistas se dieran unas «pechás» a correr (o en este caso a nadar) como las que se daba el pobre John Cusack en el film de Roland Emmerich y pudieran sobrevivir a ello.

«Mamá, tengo sed». ¿Me traes un poquinín de agua, porfis?»

Y claro, imaginaos que uno acude al cine para visionar una película de este jaez pensando que va a ver tsunamis hasta que le salgan por el ojete y descubre que la película tiene una simple ola que bien podría ser surcada por el mismísimo perro surfero sin despeinarse. Todo ello para posteriormente dar paso a un dramón lacrimógeno de aupa en el que los protagonistas se pasan más de 100 minutos buscándose unos a otros con un salero que ni el del equipo de Paco Lobatón en Quién sabe dónde.

Consecuencias de ver muchos documentales de castores

A ver, con este útimo párrafo tampoco quiero decir que sea una mala película, pues ciertamente son admirables de ver las calamidades que pasó esta pobre familia ante una experiencia tan traumática. Pero claro, si eres un friki mierdero como yo y vas al cine esperando ver un film catastrofista repleto de escenas espectaculares y demás, te puedes llevar un chasco mayor que el que me llevé yo cuando quitaron Los Popples de la parrilla televisiva.

Los protagonistas en las escombreras de Pitis

En definitiva, Lo Imposible es un largometraje que desde Vas Tú Listo recomendamos si anhelas ver penas y llantos (porque en lo que a nosotros respecta si queremos ver tales cosas sólo tenemos que ponernos en pelotas delante de un espejo). Insisto en que yo personalmente no salí muy convencido, porque no soy muy dado a este tipo de dramonacos de aupa. Además por momentos me resultó un poco pesada y soporífera, pues tampoco hacía falta estirar todo esto hasta 107 minutos para contar el tan ansiado reencuentro de los desperdigados miembros de esta familia. Pero querido lector, si tú eres una personita normal y coherente lo mismo a tí te gusta…