Los chicos que coleccionaban tebeos

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Hay muchos lectores del blog que cada vez que nos ven por la calle se nos acercan tocándonos con un palo y nos dicen cosas como: «¡Joder, vosotros tenéis pinta de leer mariconadas de esas de Corín Tellado y novelitas rosas!«. Es justamente ahí cuando los mandamos a tomar por culo y les remitimos a nuestra sección de libros frikis del blog. Y hablando de libros diremos en el post de hoy que hay uno que ha salido a la venta hace unos días y que nos ha llamado la atención, pues creemos que realmente gustará a todos aquellos frikis que crecieron durante los años 80 leyendo cómics y disfrutaban como auténticos campeones con las andanzas de sus héroes favoritos…

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Y es que Los chicos que coleccionaban tebeos nos remite a aquella época antes de Internet, antes de los efectos digitales, antes de los blu-rays y los smartphones en la que los tebeos se vendían en quioscos, y nunca sabías qué historia encontrarías en su interior (no como ahora, que el puto internet te destripa cualquier línea argumental y acabas enterándote de ella por cojones aunque no quieras). De esta forma, Julián M. Clemente se une al guionista y director de cine Helio Mira en una novela íntima, nostálgica y reveladora sobre la generación que creció leyendo, coleccionando, compartiendo y viviendo los cómics de superhéroes en la España de finales de los años ochenta, cuando no parecía haber nada más importante en el mundo.

Ole ahí la portadita del libro guapa

Ole ahí la portadita del libro guapa

Ainsss, todo esto me hace volver a recordar aquellos magníficos años 80 en los que un amigo del colegio me metió en el mundillo de los cómics de Marvel, pues cada vez que iba a su casa me dejaba tebeos para que los leyera y gracias a él descubrí nuevos horizontes comiqueros más allá de Mortadelo o Zipi y Zape. Fue ahí cuando empezó a forjarse mi pasión por el noveno arte hasta convertirme en el friki apasionado de los cómics que soy actualmente con una comicteca la mar de chuli forjada a lo largo de casi 20 años. Sirva este libro para hacernos recordar aquellos buenos viejos tiempos en los que la ilusión de sostener un buen cómic en la mano te hacía el chavalín más feliz del mundo con una sonrisa de oreja a oreja acojonante…

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