Recordando viejos tiempos – Shining Force II

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Cuando nuestros padres nos hablaban de que jugaban en la calle con latas y neumáticos viejos y que pagaban con perras chicas y perras gordas, siempre pensábamos que eran ya arcaicos. Así que, con lo rápido que ha evolucionado el mundo de las videoconsolas, hablar de videojuegos de la Master System, la NES o la Megadrive y decir que por aquel entonces costarían unas 4000 ó 5000 pesetas, ¡suena exactamente igual que lo que nuestros padres nos contaban!.

Pero somos nostálgicos por naturaleza, qué le vamos a hacer. Y tengo que admitir que para mí, uno de los videojuegos RPG que más me ha hecho disfrutar, requería tener la Megadrive en casa. Un juego de rol japo y del 94, ni más ni menos, el Shining Force II.

Inicio del Shining Force II

Bienvenido al Shining Force II

Si lo comparas con juegos como Baldur’s Gate o Neverwinter Nights, pues tiene todas las de perder. Pero qué nostalgia, oye. Y eso que ya es de nostálgicos hablar del Baldur’s Gate, así que hacerlo de videojuegos de la Megadrive, ni te cuento. Y es que no era fácil encontrar RPG en la 16 bits de Sega. Tenías los Phantasy Star, el Soleil (que era más del estilo Zelda), las sagas de los Shining Force, y supongo que alguno que otro más.

El juego comenzaba con una introducción de estas bien largas, para ponernos en situación, en la que un ladronzuelo ratonil roba las gemas de la Luz y la Oscuridad y la lía bien parda.

Slade la arma

Una rata liándola gorda

El protagonista de la historia es Bowie, uno de los alumnos de Sir Astral, en la ciudad de Granseal. Cuando Sir Astral (el Gandalf de esta historia) va a investigar qué está ocurriendo en la torre, Bowie y sus compañeros de clase se entrometen, y ahí comienzan sus aventuras. Monstruos y demonios por todas partes pondrán en peligro la existencia del protagonista y su equipo. Hasta que el rey de Galam, poseído por algún demonio, decide arrasar Granseal… y todo porque, con la torre abierta, los demonios pretenden despertar a Zeon, uno de los grandes demonios.

Sir Astral y sus alumnos

Sir Astral y sus alumnos

Durante el asalto, el rey de Galam se lleva secuestrada a la princesa de Granseal (de la que, por supuesto, el protagonista se habrá enamorado) y los habitantes de Granseal tienen que huir al continente de Parmecia, antes de que el terremoto que destruirá su ciudad se los trague a todos. Allí, en Parmecia, les toca comenzar de cero, y buscar un medio para volver a Grans Island, rescatar a la princesa y derrotar a Zeon.

El juego te permitía manejar al protagonista, Bowie, y a todo su equipo. Aunque en el movimiento por el mapa sólo aparecen Bowie y algún que otro acompañante, en combate podías manejar hasta un total de 12 personajes (podías tener más, pero sólo los 11 favoritos más Bowie podían salir al combate).

Lista de personajes

Los compis de Bowie

Lo que me cautivó de este juego fue el sistema de combate: Por turnos, sobre un mapa por cuadrículas, a lo largo del cual movías a los distintos personajes. Cada personaje tenía sus características de combate (fuerza, destreza y agilidad) y otras habilidades, como son los conjuros, capacidad de movimiento, personajes voladores, etc. Durante el combate podías hacer tus estrategias para rodear a un enemigo, tentarle para que se acercase y emboscarlo, alejar a un herido del combate para que la clérigo le curase…

Sarah curando en combate

La Sarita siempre curando de aquí para allá

Algo que sí se echaría en falta ahora, comparándolo con juegos más modernos, eran historias adicionales fuera de la del guión. Sí, es cierto que tenías un mapa del mundo bien grande, y que podías estar visitando mogollón de ciudades, hablando con los aldeanos… pero la mayor parte de las veces, lo que te contaban los aldeanos servía para que continuase la historia, y las zonas accesibles del mapa se iban ampliando según avanzabas en el guión. ¡Aunque al final tenías demasiado por recorrer!

Dando vueltas por Parmecia

Dando vueltas por Parmecia

Pero bueno, también tenía alguna cosa buena más, no sólo el combate. Tenía muchos secretos, de esos que todos queremos descubrir en este tipo de juegos: Conseguir la Vigor Ball para que la clérigo promocionase a monja guerrera, salvar la vida del pequeño Skreecht para que se te uniera más adelante al equipo, jugar el combate en la ciudad de los elfos o el del final del juego contra todos los jefes de fin de capítulo al final del juego. Esos alicientes siempre aportan un extra a estos juegos, y hace que se creen todo tipo de webs de trucos. Cualquiera que no conociese el Shining Force II, que rebusque por google guías y trucos, a ver qué encuentra.

Así que, comparado con videojuegos más modernos, la evolución ha hecho que juegos como el Shining Force II se nos quede en la memoria más por nostalgia que por ser un bombazo al que todos querrían jugar. Pero gracias a la nostalgia (…que nos trajeron los emuladores…), uno puede volver a disfrutar de estos jueguecitos por un buen rato.

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