Hyperion

¡Plash!. De sopetón y de forma repentina os suelto las palabrejas “Señor del dolor”, y algunos pensarán que hablo sobre un tipo vestido de cuero y un látigo que castiga en plan sado a todo el que se pone por delante. Puede también que alguno piense en una especie de torturador armado con utensilios metálicos y cortantes, o puede que te veas en una prisión turca encerrado en una habitación con un tipo más grande que un armario ropero y con una tranca dispuesta a encontrar caminos en tu anatomía que no querías que fuesen descubiertos. Tranquilos, no quiero hablar sobre eso.

Hay tipos malos que acojonan de verdad. Algunas veces puedes leer un libro y notar la presión de la persecución implacable del antagonista. Si además el antagonista está lleno de cuchillas afiladas y te cuelga de algo llamado el árbol del dolor mientras agonizas hasta la muerte, pues ya lo acabamos de redondear. Es que el Alcaudón tiene las ideas claras como buen cazador de hombres. Hay que tener en cuenta que no le llaman Señor del Dolor por cualquier cosa, y saber qué se esconde detrás de este ser fantástico es todo un camino a recorrer.