REFLEXIONES BAILONGAS

Todo el que me conoce un poco es sabedor de mis famosos «votos» como por ejemplo No usar teléfono móvil, No usar gafas de sol, No sentarme en los bancos de la calle y en el césped, No pisar hormigas (este voto lo hice después de ver la peli de HormigaZ, que me hizo reflexionar sobre que las hormigas están ahí y son nuestras amigas), No usar las escaleras mecánicas del metro, comerme las papatas fritas de una en una, étc…
Pero el que se puede decir que es mi voto más laureado es el de No bailar. Ayer mismo hablando con una amiga, la hice un croquis de todas las excusas que me he inventado a lo largo de los años para no mover el esqueleto. Una de mis excusas más usadas era decir a la persona que tiraba de mí para que bailase que yo sólo bailo chotis (esta excusa me valió hasta un día en el que mis colegas iban a ir a decir al «pincha» que pusiera un chotis típico del Madrid castizo…; menos mal que pude pararlos a tiempo, así que desde aquel día esa excusa tuve que desecharla). El caso es que mi mente empezó a maquinar una nueva excusa y decidí apelar a mi maltrecha rodilla izquierda, por lo que cuando alguien tiraba de mí para que bailara yo decía eso de: «Uy…, es que tengo la rodilla muy mal y en un mal giro puede chascar». Hombre, esta excusa era bastante desmontable también, ya que una vez me dijeron: «Entonces, ¿qué cojones haces jugando al fútbol-sala todos los sábados, y encima dos partidos?». Supongo que mucha gente se preguntará lo siguiente: «Si el Roberto bailara…, ¿cómo lo haría?». Pues bien…, hoy me he decidido a desvelar el secreto. Hay gente que pensará que a lo mejor tengo el arte de Fred Asteire y Ginger Rogers…, otros pensarán que a lo mejor tengo la velocidad de Farruquito o las dotes de los muchachos de Fama. Pues en el video que os adjunto debajo tenéis la solución al enigma de cómo bailaría yo en caso de que lo hiciera (y ni que decir tiene que si algún día bailo lo haré así).

DEDICADO A LAS FEMINISTAS

Hace poco estaba mi señora madre viendo la tele y salió un feminista con hechuras tipo tanque (a lo Cristina Almeida) que decía que los tíos somos todos unos cerdos, que somos incapaces de hablar con ellas sin mirarlas las tetas y no sé qué soplapolleces más,… . Hay que decir que a veces la situación requiere mucha sangre fría para no hacer gala de esos detallitos a los que se refería la gordaca esa. Y sino lo creéis echad un vistazo a este video y observad cómo hay ciertas situaciones en las que es imposible no sacar al «cerdaco» que, según las feministas, todos los tíos llevamos dentro.

FINAL IMPACTANTE

La verdad es que no suelo ver la serie de House (desde que lleva en emisión habré visto unos cuantos episodios mal «contaos» y sobre todo por curiosidad por eso que me han dicho alguna vez de que me doy un aire al Dr. Wilson). El caso es que hoy mientras cenaba, como no había así nada interesante en los demás canales, me he puesto a ver canal cuatro, porque de los programas que había en ese momento, House era lo que más me llamaba la atención. Como he pillado empezado el episodio, al principio no me enteraba de qué iba la movida, pero poco a poco me he ido enterando del asunto en cuestión y tengo que decir que (aún a riesgo de parecer un flojo) este episodio me ha dejado con un nudo en la garganta acojonante. Voy a hacer un resumencillo del argumento para poneros en situación:
House estaba bebiendo en un bar hasta ponerse totalmente ebrio. Como el camarero le quitó las llaves del coche debido a su estado, llamó a su amigo Wilson para que fuera a por él pero como tenía guardia fue a recogerle la novia de este (Amber). Como House no quería que ésta le llevara, se fue a coger el autobús, pero se dejó su bastón en el bar. Amber le alcanzó en el autobús y le entregó el bastón a House. Hay que comentar que ella tenía gripe y por ese motivo estaba tomando un antigripal que se llama amantadina. El caso es que el autobús sufrió un accidente debido al cual a Amber se la destrozaron sus riñones; estos órganos son los encargados de eliminar esa medicina que estaba tomando y al no poder hacerlo se quedó en su cuerpo produciéndola una sobredosis. Wilson propone para salvarla hacerle diálisis, pero debido a que este medicamento se une fuertemente a las proteínas no sirve de nada y por ese motivo ella va a morir sin que nadie pueda remediarlo.
Hace poco comentaba en un post lo que opino yo sobre los dramones, pero tengo que reconocer que el final de este episodio me ha dejado ciertamente impactado y reflexivo (vamos que hasta he tenido que parar de cenar porque no podía ni tragar lo que estaba rumiando en la boca). A lo que voy es que este final es de los que le dejan a uno pensativo y un tanto emocionado, por ver esa situación en la que el Dr. Wilson ha de reanimar a su novia solo para decirla que no pueden salvarla y que en cuanto desconecten el bypass va a morir en el acto. Insisto en que aún a riesgo de parecer un flojo me ha parecido muy emotiva esa escena en la que hace entender esto a su novia, y sobre todo el momento en el que Wilson pasa esos últimos momentos tumbado junto a ella en la cama del hospital. Ella le dice que ya ha llegado el momento, y él la pide que por favor se quede con él unos minutos más…; como digo, es un final con el que es inevitable pensar qué puede pasar por la cabeza de una persona en una situación así, cuando eres consciente de que tus minutos están contados. Os adjunto aquí debajo un video con escenas del episodio que os acabo de comentar, donde se puede ver el momento del accidente del autobús que afectó a sus riñones, la emotiva escena de Wilson al lado de su novia en los momentos previos a la muerte de ésta, el instante en el que desconecta el bypass y ella expira su último aliento, algunos de los buenos ratos que ambos pasaron juntos antes de que todo acabara trágicamente y los momentos de desolación del pobre Wilson en la habitación de su casa por el vacío que ha dejado en él esa pérdida. ¡Magnífico video y muy buena canción!.

EL ÁRBITRO MÁS TONTO DEL MUNDO

Ayer según acabó el partido del Viejas Glorias le dije a Emilio que iba a dedicar un post en mi blog al gilipollas del árbitro, para que la humanidad tenga constancia del arbitrucho más imbeciloide del panorama actual, que por cierto es «clavao» al juez Garzón. No sé porqué motivo siempre que jugamos en la Pista 3 del polideportivo de Valleaguado (o «Vallaguao», como lo llamo yo) nos ponen a este tío para arbitrarnos, cuando lo único que sabe hacer es tocarnos los huevos y sacarnos de nuetras casillas.
Hace unas semanas jugábamos contra los segundos del grupo y ya nos lió un pitote al final del partido pitándonos un penalty por una supuesta mano mía dentro del área en la que tenía el brazo pegado al cuerpo (ayer curiosamente me volvió a dar el balón de la misma forma, esta vez fuera del área, y no pitó nada el muy imbécil).

MANIAS FRIKIS

Lo reconozco: en lo que a comics se refiere soy un puto manías (me refiero a maniático a la hora de comprarlos…, y me voy a explicar). Yo si algo no soporto es un comic en mal estado, arrugado, con las esquinas dobladas o con cualquier deterioro por minúsculo que sea…; por eso cuando voy a la tienda de comics nunca cojo el primer comic del estante, sino que agarro uno de más o menos la mitad de la fila, lo miro y lo remiro por todas las esquinas y costados, de forma que si veo algún pequeño desperfecto que no me guste lo dejo en el montón y acto seguido cojo otro para someterlo a la misma revisión.

LOS BUENOS VIEJOS TIEMPOS

La idea de este post de hoy se me ha ocurrido bajando del autobús a la que venía del trabajo. Resulta que cuando cojo el autobús 286 me deja justamente casi al lado de la terraza de la persona que me vició en esto de los comics cuando yo tenía unos 12 añitos mal «llevaos». La verdad es que ya no sé si este menda seguirá viviendo en esa casa de sus padres o se habrá independizado, porque hace años y años que perdí el contacto con él. Pero el caso es que siempre que me bajo en esa parada miro con ojines el famoso armarito donde guardaba cientos y cientos de comics, y me acuerdo de aquella época en la que gracias a este chaval empecé a meterme en este mundillo.

Corría el año 1989 cuando empecé a hacer amistad con este compi del colegio. Yo por aquel entonces leía los típicos comics para chavales (Mortadelos, Carpantas, Zipi y Zape, étc)…; el caso es que un día este chaval me invitó a ir a su casa después del cole para echar la tarde jugando allí…; a mí me sorprendió ver la cantidad de comics que tenía en su habitación (ya que su hermano mayor era un lector asiduo).

¡QUÉ PUTO VICIO, MACHO!

Desde hace ya varias semanas llevábamos planeando mi colega Kiko y yo una tarde de vicio en su casa como las de antaño, y este sábado pasado fue el gran día. Así que después del partidito de por la mañana con el «UN IBIZA» (que, por cierto, ganamos) y tras el piscolabis postpartido, nos fuimos para su casa a hacer jornada intensiva de vicio. Hay que decir que tanto Kiko como yo siempre hemos tenido fama de «viciaos», hasta el punto que se decía por ahí que iban a hacer una serie con nosotros de protagonistas titulada «Los vigilantes de la Play». Sin embargo también hay que decir que yo desde hacía bastante tiempo me estaba reformando, ya que en lo que llevamos de año no he tocado para nada mi Play2 y mis sesiones de vicio se reducían a algunos pequeños escarceos con la Nintendo DS.

LAS MARUJAS

Siendo este un blog para hablar sobre frikadas y personajes de ficción varios, quisiera dedicar unas palabrejas a unos seres que están viviendo entre nosotros: las Marujas. Y me refiero a ellas como si de personajes de ficción se tratasen debido a que tienen un superpoder oculto y no es otro que el de colarse (así como el que no quiere la cosa) en la parada de cualquier transporte público, siendo su hábitat preferido la parada del bus.

Por eso me he decidido a dedicarlas un post en su honor, porque creo que se merecen un homenaje debido a ese «don» que caracteriza a estos especímenes.
Como usuario de transporte público, se puede hablar de una dicotomía en lo que a paradas de bus se refiere: las que la gente forma una cola y las que no.

REFLEXIONES COMIQUERAS

El que me conoce un poco supongo que ya me habrá oído hablar en otras ocasiones de mi opinión sobre el prejuicio que tienen muchas personas hacia la palabra comic, que suele ser asociada la mayoría de las veces con «infantilada» o «lectura para gente rara o friki».
Siempre me ha resultado curiosa (y supongo que graciosa) esa opinión tan radical de muchas personas y sobre todo esa desinformación y reticencia hacia un género del que estoy seguro que si se le diera más publicidad en los medios suscitaría el interés de muchas más gente. Y es que la palabra comic encierra multitud de géneros para todos los públicos y para todos los gustos y, sobre todo, resulta curioso ver cuando adaptan esas mismas historias a la gran pantalla, la gente acude a verlas y suelen gustar (o al menos resultan entretenidas).

DIVAGACIONES SOBRE «SPIDERMAN: un nuevo día»

Tengo que reconocer que cuando salió todo el «invento» ese de la saga del arácnido titulada «Un día mas», yo también era contrario a todo lo que se iba a hacer con este personaje. Para el que no sepa de qué va este tema, comentaré así a grosso modo que esa historia venía a ser una especie de «reseteo» total del personaje que rompía años y años de continuidad para volver casi al principio. Como sabeís, durante los primeros compases de la Civil War, el bueno de Spidey se puso en un primer momento del lado del bando de Iron man y estuvo de parte del acta pro-registro de superhumanos, lo cual le llevó a desenmascararse públicamente y a mostrar ante las cámaras su identidad secreta. Esto dio lugar a que uno de sus peores enemigos aprovechara este hecho de conocer la identidad secreta de Spidey para intentar acabar con él…, con tan mala suerte que un disparo de un francotirador contratado por Kingpin para matarlo acabó desgraciadamente haciendo impacto en su tía May.