Desde hace ya varias semanas venimos comentando que ya es oficial el hecho de que hemos perdido el rumbo en lo que se refiere a las pelis chungas esas que nos solemos tragar en nuestras reuniones frikis de los lunes. Y es que es tal la puta mierda que solemos ver, que esta semana pasada el nunca bien ponderado Kiko decidió tirar de clasicazo y se sacó de la manga un film con el que estábamos flipados en nuestro tiempos mozos (allá por la época aquella del vídeo comunitario, más o menos cuando el Hermida aún estaba en el Tve1, no me jodas)…
Lo que sí tengo muy claro es que este largometraje ha demostrado una vez más la famosa teoría de que hay films o series de las que es mejor guardar el recuerdo de antaño que uno tiene de ellas cuando las vio en una época en la que se era mucho más flipable. Y es que volver a ver La Bestia debe morir a estas alturas me hace preguntarme bajo qué tipo de fármaco o alucinógeno debería de estar yo de jovencito para estar tan gilipollas como para que viendo pelis de este jaez me dijera: «¡Wualaaa chaval, cómo mola esto»…
Su argumento nos pone en el pellejo de Tom Newcliffe, un rico hombre de negocios y gran cazador, que ha perseguido y cazado todas las especies que ha podido encontrar. Newcliffe invita a seis personas a pasar el fin de semana en su casa de campo. Ninguno de ellos puede abandonar la finca durante el tiempo que permanezcan allí, pues nuestro protagonista sospecha que uno de ellos es un hombre lobo. Su plan es descubrir cuál de sus invitados es la bestia nocturna y cazarla…
El caso es que si uno lee el párrafo anterior puede llegar a pensar que la cosa promete y que el film no tiene pinta de estar nada mal (incluso uno puede pensar también que puede haber hasta un aire a lo Diez Negritos de Agatha Christie). Pero claro, esperar algo grande de un film setentero de serie B chunga que te cagas, pues ciertamente es como poner ilusiones en que a mi abuela la fichen para el Playboy.
Y es que personalmente creo que no hay nada salvable en esta película (ni siquiera la presencia de Peter Cushing), pues se trata de un guión soso, aburrido, con un desarrollo lento y donde hay momentos en lo que pasan menos cosas que en una puta pecera. Además ese aire detectivesco del que quiere hacer gala el film invitando al espectador a descubrir quién puede ser el hombre lobo no llega a enganchar en ningún momento, y lo único que deseas es que lo descubran cuanto antes para que lo dejen seco de un tiro y acabe la película.
Mención especial para los efectos especiales del film, que nos dejó tanto al pobre Kiko como a mí con un rictus de acojone con esos momentos en los que alguno de los protagonistas era atacado por lo que parecía un peluche que alguien fuera de cámara le tira encima. Pero sin duda alguna, el momentazo culmen llegó con la escena de la transformación, con ese pedazo de cambio de plano en el que de pronto te ponen a un lobo sentado en un sofá, no me jodas…
En definitiva, La bestia debe morir es una película que no debería haber vuelto a ver a estas alturas, pues creo que lo mejor habría sido quedarme con ese vago recuerdo que guardaba de ella cuando era una mierda de crío al que le molaban estas cosas. Si joder, hasta Kiko es testigo de que a mitad de película me dio un flux que me dejó «mareao» y todo, causado en gran parte por este pufo de film…
Ja,ja,ja justamente estaba hablando de Peter Cushing en un chat.
¡Qué chats más siniestros, coñe!…