Stitched: Siete espadas

stitch_logoLa verdad es que si uno mira la portada de este cómic y cambia a la chavala por un maromazo bien podría parecer que esto va a narrarnos las andanzas de un pobrecillo heterosexual perdido por Chueca al que han pillado por banda de manera canallesca y lo han «encalomao» cosa mala. Pero gracias a dios la reseña de hoy no tiene nada que ver con gilipolladas de ese jaez, sino con el tercer tomo que nos trae una nueva historia de esos peculiarísimos muertos vivientes que responden al nombre de «cosidos».

¿Y qué os puedo contar yo que no sepáis ya a estas alturas sobre esta nueva entrega de Stitched?. Pues por ejemplo comenzaré diciendo que el primer tomo guionizado por el gran Garth Ennis me gustó por esa peculiar impronta gamberra e hijoputesca que imprime siempre a sus obras; el segundo con Mike Wolfer casi que no me desagradó del todo, pero esta tercera entrega creo que ya huele un poco y me ha dejado ya un poco saturado de «cosidos» y de su puta madre. Y eso que al bueno de Wolfer le tengo en buena estima por hacer sus buenos pinitos en cómics de este jaez, pero insisto en que aquí no me ha acabado de convencer…

Para el que a estas alturas no tenga ni guarra sobre el argumento de Stitched diré que la premisa principal que hay que tener presente es la de que un mal muy chungo que habita en las montañas afganas ha escapado de allí y se ha extendido a otras partes del mundo. Si en el tomo anterior veíamos cómo llegaba a tierras occidentales, esta vez será Japón el lugar que tendrá que sufrir las escabechinas de estos «cosidos», debido a que uno de esos «sin nombre» que los controla ofrece este «mal» a Kenji Nakamura, quien quiere vengarse de los Kuroko-Jai. Para conseguirlo, está dispuesto a sacrificar su humanidad, incluso aunque sea a costa de ese desconocido que pone a su disposición a esos engendros terroríficos y su apetito por la destrucción. Y es que si los Yakuza son malotes, los «cosidos» lo son aún más…

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Acunputura a lo bestia

Pero ya lo decía Confuncio: «¡Antes de embarcarte en un viaje de venganza cava dos tumbas!», y este cómic es un buen ejemplo de que el ansia vengativo no es nada bueno (y más si estas dispuesto a conseguirla usando medios que tienen que ver con magia negra de la chunga). Pero insisto nuevamente en el hecho de que si los otros dos tomos anteriores me entretuvieron, en éste el ritmo no acaba de enganchar y las apariciones de los «cosidos» armando sus típicas escabechinas es lo único salvable, con esas escenas gore tan características.

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Ale, a tomar por culo

Por cierto, a modo de curiosidad creo que merece la pena resaltar el alegato final del guionista Mike Wolfer al lugar de la mujer en culturas como la árabe o la asiática, quienes por lo general suelen ejercer un mero papel de sumisión total en un mundo de hombres, pero resulta curioso ver cómo Wolfer remata la historia dejando patente que realmente son más importantes que lo que muchos hombres creen (así que supongo que esta parte del tomo gustará a las feministas más acérrimas tipo Cristina Almeida).

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Ventrilocuo chungo

Y poco más he de añadir al respecto, salvo incidir en el hecho de que creo que tres tomos de Stitched han sido suficientes para mí como para dejarme ya un poco saturado de estos muertos vivientes tan peculiares. Ni que decir tiene que la cosa queda abierta para que volvamos a ver a estos «cosidos» nuevamente en acción, pero aunque ahora revele en primicia que no me la jugaré, ya me conozco y como soy un flojeras al final acabaré pillándolo, ya verás.  Pero vamos, que si eres de los que disfrutan con las historias con mucha sangre, vísceras, violencia explícita, desmenbraciones y todo lo que uno puede esperarse de este particular universo creado por el insigne guionista irlandés puedes echar un vistazo a este tomo a ver si te convence. Pues venga, que no se diga…

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