El Infinito

Para muchos el infinito es el tiempo que se quedarían encerrados en la mansión Playboy, mientras que para otros se trata del número de hostias que darían a CR7 para quitarle esos arrebatos gilipollescos que le pegan de vez en cuando al chaval. Pero no amiguitos, el Infinito al que nosotros nos referimos en esta reseña es al cómic de Robert Kirkman, pues este buen mozo aparte de guionizar historietas de zombies como los ángeles también hace sus pinitos en otros menesteres (como por ejemplo la ciencia-ficción en este caso que nos ocupa)…

Pero para muchos lo que realmente os habrá llamado la atención de la portada es ver el nombre de Rob Liefeld, ese dibujante odiado por tantos frikis y cuyo estilo a muchos les resulta más potativo que el hecho de que te tiren un gapazo a la cara y descubras que es una flema verde. Sé que me expongo a mofa, afrenta y escarnio público, pero he de decir que cuando a este tío no se le pira la olla en las dimensiones y en las formas de sus personajes es un menda cuyo arte me agrada. Ale, ya lo he dicho (ya podéis empezar a ponerme verde como si no hubiera mañana)…

John Carter

Antes de que nuestro colaborador Argos se marcara hace ya tiempo cierto post de libros frikis hablando de John Carter yo pensaba que este tío era aquel criajo que salía en Oliver y Benji, que jugaba en el New Team y que tenía un diente chungo a la virulé. Sin embargo, poco después caí en la cuenta de que ese era Ted Carter y que John no tenía nada que ver con él. Y es que para todo aquel que no tenga el gustazo de conocerle diremos que se trata de un personaje de ficción creado por el gran Edgar Rice Burroughs (quien a muchos os sonará más por ser el creador de Tarzán).

A modo de culturilla general os diremos también que John Carter apareció por primera vez en capítulos por entregas de una famosa revista llamada All Story Weekly, publicados en 1912 con el título de “Under the Moons of Mars”. Con el tiempo pasó a llamarse «Una Princesa de Marte» y varios años después se publicó en forma de novela. De esta manera, el film es una adaptación de ésta, la cual está considerada como pilar básico de la ciencia-ficción moderna.

Honor Harrington

Si digo que la cosa va de chicas con uniforme, seguramente algún pervertido pensará en la madrina de este blog vestida de enfermera, colegiala o a saber qué oficio donde pueda verse una buena pechuga. Nada más lejos de la realidad, Honor Harrington es oficial de la marina espacial y se ha ganado hasta su última medalla con esfuerzo y sin utilizar rodilleras.

Aunque apunta maneras británicas, este personaje en vez de beber Té, se dedica al chocolate y es que algunos dicen que el chocolate es el sustituto del sexo y en el espacio no hay mucho tiempo de practicarlo, además de lo incómodo que debe ser hacerlo flotando a dos metros del suelo.

Algunas veces buscas, el camino es largo y al final encuentras. Eso me pasó a mí con este personaje que da nombre a una famosa y prestigiosa saga de novelas de ciencia ficción: Honor Harrington.

Soy el número 4

«Soy el número cuatro», «Soy leyenda», «Yo soy Sam», «Soy la Juani», «Yo soy Bea», se parecen, tienen algo en común en el título pero os puedo asegurar que no tienen nada que ver. Mientras el  cine español nos amarga la existencia con bodrios variados, los hollywoodienses nos dan cada día más y más carnaza para consumir en los cines.Y yo ya de vuelta en Madrid, y volviendo al esfuerzo económico que ir al cine en la capital supone, me doy más que satisfecho por haber podido ver Soy el Número Cuatro. Y es que tiene todo lo que necesitaba para hacerme pasar una buena tarde: chicas guapas, acción, extraterrestres, mutaciones, algo de thriller, unos efectos bastante majos y algunas buenas ideas.

Debe de ser que en el universo (tanto en el hollywoodiense como en el planetario) debe existir algun tipo de guía Repsol en la que pone que para pasar unas vacaciones o esconderse de los malos o similar, lo mejor es venirse una temporadita a la tierra que no se está nada mal (eso piensan los alemanes y demás guiris acerca de las playas españolas), tal y como hemos podido comprobar en Transformers, Distrito 9, Ultimátum a la tierra, Superman o ET .