Debido a que las editoriales grandes (véase Panini o ECC) están cada vez más empeñadas en que les paguemos las pilinguis y los yates con esas subidas de precios que se marcan amparándose en la escasez de suministro de papel, he decidido reducir mi lista de compra de ambas y apoyar más a esas pequeñas editoriales tipo La Cúpula, Astiberri, Nuevo Nueve, etc…, que al menos siguen tratando dignamente a los lectores con publicaciones muy chulas, a precios decentes y con obras de calité. Es por ello que hace poco me hice con este tomo que nos trae Ponent Mon, que viene a ser uno de esos cómics que tras cerrarlo invita a la reflexión sobre lo que acabas de leer…
La historia nos pondrá en el pellejo de un treintañero llamado Samuel, quien celebrando él solo su cumpleaños, se entretiene llamando al único número que recuerda de memoria, el de su casa de la infancia. Para su sorpresa, alguien contesta: su «yo» de cuando tenía 10 años. Este argumento da pie a desarrollar una de esas historias de sueños e ilusiones de juventud no cumplidas y que, poco a poco, uno va abandonando a medida que va creciendo para acabar en un trabajo rutinario, con un jefe al que odias y, en el caso de nuestro protagonista, sumido en una vida solitaria sin amigos, sin familiares cercanos y sin pareja. ¿Y cómo coño decirle al niño que fuiste que ninguno de sus sueños de ser futbolista o escritor se van a cumplir?. Y es que Alguien con quien hablar es una de esas historias que nos traen la moraleja de que nunca es tarde para cambiar y para conseguir lo que uno se proponga si de verdad lo deseas. Un tomo de lectura muy recomendable, que como he dicho al principio, invita a la reflexión tras llegar a su última página y del que agradezco a Panini y a ECC hacer que me interesara por él en mi incursión en otras editoriales por estar hasta los cojones con la política de precios de algunos. Buenas tardes…