Mataré a Mandela

Ya tenía yo ganas de volver a reseñar algo de mi adorada línea Bonelli y qué mejor forma de hacerlo que con este tomo titulado Mataré a Mandela, que nos trae Panini Comics en su gran labor de dar a conocer en nuestro país estas magníficas obras de la laureada editorial italiana. Se trata de un cómic con la misma cuidadísima edición con la que la gente de Panini está publicando las obras de este sello editorial por estos lares, es decir, lujosos tomos en cartoné con papel de gran calidad y que en el cómic que nos ocupa serán 120 páginas al precio de 16€.

Antes de entrar a hablar sobre la obra en sí, merece la pena que hagamos un brevísimo inciso y dedicar unas palabras para comentar el contexto en el que se sitúa la historia, que no es otro que el de la época del Apartheid. Como ya sabréis, se trataba de una muy dura política de segregación racial practicada allá en la República de Sudáfrica desde el año 1948 hasta principios de los años 90. Consistía en una separación racial entre la minoría blanca gobernante y la mayoría no blanca, por la cual estos últimos eran hacinados en barrios muy pobres con ínfimas condiciones de vida, sin apenas derechos legales y sin tampoco derecho a voto (es decir, un desprecio total y bastante radical para con toda la gente de color de ese país).

God Country

Os acordáis de aquellos tiempos cuando no había internet y uno iba al videoclub a alquilar guiándose únicamente por el mero hecho de que la carátula de la peli parecía chula? Pues algo parecido es lo que me ha ocurrido a mí con este tomo titulado God Country, con esa portada de uno blandiendo un pedazo espadón y dirigiéndose hacia una tormenta, pues mi único conocimiento sobre él era que lo guionizaba ese autor tan molón que está ahora tan de moda llamado Donny Cates.

Se trata de una novedad que acaba de publicar Panini Comics dentro de su sello Evolution en su típico formato para este tipo de obras autoconclusivas, que en el caso de este tomo será en cartoné de 184 páginas al precio de 20€, que se pagan tan ricamente y te dejan satisfecho una vez que cierras el tomo. Lo primero que merece la pena comentar sobre ella es que si hay un elemento por el cual esta historia me ha cautivado tanto es por el mero hecho de que se trata de una obra “muy a lo Mark Millar”, es decir, tendremos el más que típico argumento con guión palomitero concebido para ver si cuela y lo adaptan al cine (con los royalties que eso conlleva), con momentos repletos de barrabasadas varias, muchísima mala baba y espectacularidad a raudales por los cuatro costados.