Nadie, de Jeff Lemire (Astiberri, 2023)

La vida en el pequeño pueblo pesquero de Large Mouth es bastante tranquila, sobre todo fuera de temporada. Y, al menos, así lo ha seguido siendo hasta la llegada de Griffen, un desconocido cuyo cuerpo está cubierto de pies a cabeza por unos extraños vendajes. Impulsada por la curiosidad, la joven Vickie está dispuesta a descubrir el trágico pasado de Griffen y el misterioso accidente que lo dejó horriblemente desfigurado. Aunque con el paso del tiempo el extraño ha terminado formando parte del paisaje de Large Mouth, cuando una serie de incidentes asola a la comunidad, los vecinos del hogar de la perca más grande del mundo ponen a Griffen en el punto de mira, hasta el punto de perseguirlo y amenazar con desenmascarar el más impactante de los secretos.

Astiberri ha recuperado para este inicio de año este clásico que el laureado guionista y escritor Jeff Lemire publicó en 2009 en el sello Vertigo (en España fue publicada por primera vez en 2010 por Planeta DeAgostini, edición agotada desde hace años), para todos aquellos seguidores del creador canadiense.
En Nadie, hay que decirlo, todo es muy Lemire. Si ya se han leído obras anteriores, este título destila todo el particular universo del autor canadiense…Sus personajes, sus temas, su forma de narrar, todo lo que le sirve para que el cómic sea plenamente suyo.

Para esta ocasión se notan aún más ganas de experimentar en lo visual con un personaje invisible, que de buscar algo novedoso en lo temático, propiamente dicho. Pero Nadie es, en todo caso, un homenaje muy inteligente al relato de Wells, que coge lo que necesita y lo incorpora a ese universo personal del autor que todos conocemos.

Uno de los mejores elementos que podemos encontrar en estas páginas es la descripción costumbrista que realiza el autor de la vida en un pequeño pueblo norteamericano en el que los encuentros en el bar/hamburguesería es la única válvula de escape de la rutina de unos personajes anónimos que bien podría haber figurado en cualquier película rodada en la América Profunda.

El dibujo feísta de Lemire puede parecer sencillo a primera vista, pero su excelente manejo de la narración compensa cualquier carencia en este sentido; La elección de los planos, la disposición de las viñetas, el ritmo cinematográfico… Son elementos que convierten la lectura en una delicia, sin olvidar la atmósfera fría y desoladora que nos sugiere el uso de tonos azules como complemento a los trazos del pincel.
En definitiva: Nadie es una historia sencilla en su planteamiento, pero igualmente profunda en su conjunto final. Personalmente pienso que su lectura no deja indiferente y consigue despertarnos emociones al presenciar el drama del protagonista.

Por Francisco José Arcos Serrano

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