Hoy por hoy hay muchos buenos dibujantes en el actual panorama comiquero…, tanto talentos que empezaron a despuntar hace unos añitos cuando encontraron su estilo personal (como por ejemplo Bryan Hitch), a viejas glorias de antaño que aún siguen dando guerra y haciendo una grandísima labor allá donde ponen su «lápiz» (véase Alan Davis, por destacar alguno).
Quisiera dedicar este post a alabar la labor de un gran dibujante como es Jim Cheung, al que conocí por primera vez hace unos años gracias a aquella colección titulada Scion, englobada dentro de la editorial Crossgen (la verdad es que muchas veces me pregunto porqué esa editorial no acabó de triunfar si tenían colecciones bastante decentes como por ejemplo Negation, Ruse, Sojourn, Route 666 o la propia Scion). Era en esta última donde realizaba su labor este dibujante, aunque tengo que reconocer que por aquel entonces no me llamaban tanto la atención los dibujos de este artistazo, pero apuntaba ya maneras de magnífico dibujante.
Fue hace unos años, cuando empezaron a publicar en nuestro país la colección de Jóvenes Vengadores, cuando empecé a degustar con admiración el trazo más definido del bueno de Cheung (ver esas viñetas con las que deleitaba a los lectores era una auténtica delicia). ¿Qué palabras se podrían utilizar para definir su estilo?. Pues supongo que espectacular, preciosista, claro, detallado…, una auténtica pasada, en definitiva.
Hace poco me compré el tomo de Los nuevos Vengadores: Illuminati y tengo que reconocer que flipé con el dibujo de este menda (llamadme flojo o lo que queráis, pero me encandiló totalmente). Creo que ha sido el comic de estos últimos meses con el que más me he recreado con el dibujo antes de pasar de página, mirando cada viñeta como un guiri en el Museo del Prado. Poco más me voy a extender alabando la obra de este tío, y me voy a acoger a la famosa frase de que «una imagen vale más que mil palabras».
Hace poco me compré el tomo de Los nuevos Vengadores: Illuminati y tengo que reconocer que flipé con el dibujo de este menda (llamadme flojo o lo que queráis, pero me encandiló totalmente). Creo que ha sido el comic de estos últimos meses con el que más me he recreado con el dibujo antes de pasar de página, mirando cada viñeta como un guiri en el Museo del Prado. Poco más me voy a extender alabando la obra de este tío, y me voy a acoger a la famosa frase de que «una imagen vale más que mil palabras».