PENITENCIA: DOLOR SIN FIN

Hay que ver cómo han cambiado las cosas para el bueno de Robbie Baldwin. Lejos han quedado aquellos buenos viejos tiempos en los que era una persona jovial donde luchaba contra el crimen con sus compañeros de «Los Nuevos Guerreros» y él era conocido con el nombre de Speedball. Quién iba a decirle que su vida iba a cambiar tanto cuando este grupo de supergente firmó con una cadena televisiva realizar una especie de reality show donde recorrerían el país filmando sus andanzas y su forma de luchar contra el crimen. El día fatídico donde todo cambió tuvo lugar cuando localizaron en una casa de la tranquila localidad de Stamford a un grupo de supervillanos entre los que se encontraban tipos duros como Nitro, Speedfreek, el Hombre de Cobalto y Corazón Frío. De esta forma Speedball y sus compañeros de Los nuevos guerreros no dudaron en dar espectáculo para el público de su reality show y les atacaron sin pararse a pensar en las consecuencias.
Y las consecuencias de desencadenar esta batalla en medio de una apacible localidad fueron demasiado caras, ya que Nitro usó sus poderes explosivos sin compasión acabando con la vida de 612 civiles de esa localidad (entre ellos 60 niños de un colegio cercano) y acabó también con la vida de los nuevos guerros (excepto con la vida del bueno de Robbie Baldwin, que logró sobrevivir a la explosión gracias a su campo cinético que le hizo salir despedido a kilómetros de distancia del lugar con sus poderes consumidos).
Como consecuencia de todo esto se produjo una fuerte histeria anti-superheroica que contribuyó a la aprobación del Acta de Registro Superhumano y a la posterior «guerra civil» entre superhéroes con esos dos bandos enfrentados entre los que estaban a favor del Acta y los que no.
Debido a esta catástrofe provocada por un estúpido reality show, el pobre Robbie Baldwin se convirtió en la persona más odiada de América ya que se le consideró como uno de los principales responsables de esa catástrofe. El gobierno decidió hacer de él un ejemplo y lo retuvo sin ningún juicio y sufrió malos tratos de los guardias y otros prisioneros. Su identidad secreta llegó hasta la prensa y hasta sus padres se desentendieron de él. Con el tiempo Robbie descubrió que aún mantenía sus poderes cinéticos, sin embargo, se alimentaban ahora por su propio dolor. Sin importarle nada más que hacerse daño a sí mismo para expiar su culpa, se unió a los Thunderbolts como cazador de héroes no registrados en el Acta, bajo el nombre de Penitencia.
Este tomo nos viene a contar la redención de este personaje a través de la búsqueda de venganza contra Nitro, al que considera como el auténtico responsable de esa tragedia de Stamford y su mayor anhelo será hacérselo pagar (tal y como se ve a medida que avanza la historia). La verdad es que sin estar demasiado familiarizado con las andanzas de este personaje, me ha gustado bastante todo este hilo argumental con ese urdido plan donde no deja ningún cabo suelto para que las cosas se vayan desarrollando como él tenía pensadas desde un principio. Además a lo largo de las páginas vemos aparecer a multitud de personajes importantes, como Tony Stark, los Thunderbolts, los 4F, el Dr. Muerte y Lobezno (con estos dos últimos tendrá más que palabras). Sin duda alguna lo mejor del comic es cómo se cierra ese ciclo de venganza con esa «penitencia» que infligirá sobre Nitro, que ciertamente no merece ningún atisbo de compasión por todo ese castigo que recibe. Mención especial al dibujo de Paul Gulacy con ese estilo de corte realista y con muy buena narrativa, que en mi humilde opinión me parece un dibujo magnífico con el que da gusto pasar cada pagina para ver cómo te puede sorprender este hombre con cada viñeta. La verdad es que en la tienda estuve renqueante sobre si dar una oportunidad o no a este tomo, ya que no sabía cómo iba a funcionar una historia de este personaje fuera del grupo de los Thunderbolts…, pero ahora me alegro de habérmela jugado porque ha sido una estupenda elección tanto a nivel de guión como de dibujo.

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