El Regreso de Ravenor

Claro que sí, uno sólo regresa si ya ha estado antes en ese lugar y en Vas Tú Listo no hemos hablado de Ravenor nunca. No tenemos la culpa, el libro tiene ese título y no comentamos el primero de la serie porque con Eisenhorn pensaba que ya teníamos más que suficiente con un inquisidor en este humilde blog. Otro de los motivos es que sólo teníamos traducida la primera parte desde hacía mucho y parecía que las otras dos tardaban en llegar o se quedarían en la lengua de Shakespeare para siempre.

Después de tantos años esperando por fin llegó a las tiendas sin avisar y allí estaba yo comprándolo. Hace casi un mes que tenía esa pequeña carga sobre mis espaldas, pero he pensado que al menos le debía eso a Ravenor. Además en febrero aparecerá la tercera parte “Ravenor Fugitivo” y con ella terminarán las aventuras de este personaje.

Inquisidor Eisenhorn

Los herejes a la hoguera, pero antes hay que torturarlos un poco clavando palillos entre las uñas. Recordemos a Torquemada: “Muchos murieron quemados y tanto gusto me daba verlos arder, que decía, atizándoles la llama: ¡Perros herejes, ministro soy de la Inquisición Santa!”. Sí señores, la inquisición Española tenía su puntillo agridulce, pero nada comparado con Los Santos Ordos del Dios Emperador. Inquisidores que dejan a la altura del betún a todos aquellos que poblaron nuestra historia más oscura.

Algunos han intentado que renazca la inquisición en la clandestinidad. Recordemos al famoso acólito inquisitorial Georgie Dann: “La barbacoaaa, la barbacoaaa, como me gusta…” Y es que eso de quemar siempre ha sido un caramelo en la puerta de un colegio. La inquisidora Raffaella Carra con su “Caliente, Caliente” también quiso a quemar a más de uno. Pero dejemos de hablar de estos aprendices y vamos al turrón.