
Y es que se trata de una buena mezcla de aventuras y romanticismo con un argumento de película palomitera, en la que veremos cómo un samurai (Shiro) se embarcará en la cruzada de atravesar medio mundo en busca de su amada Yoshiko, que ha sido raptada.
Su búsqueda lo llevará mucho más lejos de lo que jamás hubiera imaginado: de su Japón natal al imperio chino en expansión, y de allí, a través de Europa, hasta la mismísima París. En los legendarios salones del Versalles de Luis XIV deberá cruzar espadas con tres de los mejores espadachines jamás conocidos.
La verdad es que cuando leí esta historia en su día me resultó muy curiosa la idea de enfrentar a un samurai contra los famosos mosqueteros, en un combate narrado de una forma que es una auténtica delicia visual. Y es que algo así, contado con unos dibujos espectaculares de Luke Ross y el trabajo con el color de Keith Jones es un espectáculo para los sentidos. Así que esta misma tarde después de comer me sentaré tranquilamente a leer la continuación de esta historia de cómo un hombre es capaz de recorrer el mundo en solitario y enfrentarse a quien sea por amor (¡Ainsss, qué bonito!). A pesar de todo sigo pensando que la peli de Shinobi es un dramonaco al que le sobra todo el idilio entre los tortolitos, que jode una buena peli de hostias (¿eh, Emilín?).
La verdad es que cuando leí esta historia en su día me resultó muy curiosa la idea de enfrentar a un samurai contra los famosos mosqueteros, en un combate narrado de una forma que es una auténtica delicia visual. Y es que algo así, contado con unos dibujos espectaculares de Luke Ross y el trabajo con el color de Keith Jones es un espectáculo para los sentidos. Así que esta misma tarde después de comer me sentaré tranquilamente a leer la continuación de esta historia de cómo un hombre es capaz de recorrer el mundo en solitario y enfrentarse a quien sea por amor (¡Ainsss, qué bonito!). A pesar de todo sigo pensando que la peli de Shinobi es un dramonaco al que le sobra todo el idilio entre los tortolitos, que jode una buena peli de hostias (¿eh, Emilín?).