Otra de las cosillas que me he encontrado durante estos últimos días de ordenación estanteril ha sido esta colección titulada Out There. En mi caso particular, se trata de uno de esos cómics que empiezas a leer los primeros números con ganas, pero luego por azares del destino la dejas por ahí colgada a medias, y hasta pasado un tiempo no vuelves a interesarte por ella y la empiezas de nuevo por el primer número, y otra vez la vuelves a dejar colgada a la mitad (y así sucesivamente). Yo no sé la de veces que habré empezado a leerla y siempre la he dejado a la mitad, y no porque fuera una historia aburrida, sino porque hay algunos cómics que por la conjunción de planetas o por el motivo que sea acaba ocurriendo eso con ellos. Pero tengo que decir que esta vez he rescatado estos números del sueño de los justos y estoy decidido a leerlos del tirón y acabarla entera de una maldita vez. Sobre su argumento, hay que comentar que bien podría ser digno de cualquier película del género conocido como «terror adolescente», pues en ella vamos a encontrar el recurrido cliché de pueblecito americano aparentemente tranquilo donde de pronto empiezan a ocurrir fenómenos de lo más extraño (hay quien la compara con la película titulada «The Faculty»).

Durante estos bonitos días de vacaciones estoy aprovechando a ordenar y a limpiar alguno de los armaritos en los que tengo guardados cómics. Joé, ayer vacié solamente uno de ellos (los cómics de ese armario forman nada mas que una mínima parte de todos los que tengo), y me salió ahí una cacho torreta de cómics que me asusté hasta yo. Anda que, si un día me da por amontonar todos los que tengo me puede salir un cacho torretón más grande que el Pirulí, no me jodas. Lo que me gusta de reordenar mis armarios es que me encuentro con material que leí en su día y que me apetece releer, que fue precisamente lo que me pasó ayer con esta miniserie a la que dedico el post de hoy. Ya la degusté en su día, cuando fue publicada allá por el año 2005, pero ayer no pude resistirme a volver a echarla un vistazo. Y es que como ya he comentado muchas veces en mi blog, soy un acérrimo seguidor de todo lo que guioniza Millar, a pesar de que a veces abuse de personajes con aires chulescos, malhablados y cercanos al «hijoputismo».

Joé, si todo hubiera salido como lo planeado ahora mismo estaría de camino a la tienda de cómics para hacer las compras de las novedades que ya han salido de este mes (se ve que hay que ser John Hannibal Smith para que un plan salga bien). La idea era ir a la tienda ayer por la tarde, pero me lié viendo el Holanda-Brasil y decidí dejarlo para hoy por la mañana, que no había contado con que se iba a poner a llover como un cerdo y me iba a joder el paseo. Así que mientras espero a que pare la lluvia para al menos acercarme a la tienda de encuadernaciones de mi barrio a recoger los tomos de Invasión Secreta que llevé a encuadernar, voy a echar el rato escribiendo sobre un tomo del que he estado pensando durante estos días si hacerme con él o no, ya que aunque lo tengo en formato grapa de cuando se publicó en su día, tengo que reconocer que no me desagradaría para nada el tener toda esta historia recopilada en un lujoso y bonito tomaco.

Siguiendo en esta tónica de postear sobre cómics que tiene ya su tiempecillo, hoy me he acordado de uno que me quedé con ganas de leer en su día, cuando fue publicado por Norma editorial hace ya unos pocos añitos. La verdad es que de la existencia de este cómic me enteré en la misma tienda, cuando en una de mis visitas de por aquel entonces lo vi en uno de los estantes, me resultó curioso en el breve vistazo que lo eché por encima y me dije que ya me haría con él en mi siguiente visita. Pero supongo que en esa siguiente visita que hice no debí de volver a ver este tomo, porque nunca jamás lo compré y me quedé con ganas de pillármelo. Lo que realmente me llamó la atención de este cómic fue el resumen que leí en la contraportada sobre su alocado argumento. Y es que la historia se desarrolla en Nueva York el 31 de diciembre de 1999, donde veremos cómo el protagonista (Larry) decide suicidarse porque no soporta vivir sin su querida novia Muriel, que le ha abandonado.

Desde hace unos cuantos días llevo queriendo dedicar un post a esta novela gráfica que volví a leer hace unas pocas semanas y creo que se merece un hueco en mi humilde blog. Se trata de una lectura sorprendente, intrigante, oscura, tétrica y demás calificativos de este tipo que queráis añadir (ya sólo mirando la portada uno se hace a la idea de que esta historia va a resultar un tanto inquietante). Y es que sin duda destaca el hecho de que en ella se abandona la fachada de cómic de superhéroes para transformarse en un viaje en toda regla a lo peor de la naturaleza humana. Otro rasgo peculiar que hay que destacar en esta novela gráfica es que en Matadero la protagonista fundamental de la obra es en realidad la Viuda Negra, quedando Daredevil en un segundo plano. El argumento arranca con la Viuda Negra investigando unos horribles y atroces asesinatos en los que las víctimas son agentes de SHIELD con poderes psíquicos. Tras poner a salvo a los pocos psíquicos de SHIELD que quedan con vida, La Viuda y Daredevil tienden una emboscada al asesino pero la cosa sale mal y Natasha es secuestrada por un gigantesco psicópata.