Hace unos días por fin pude deleitarme mis ojines con la conclusión de las andanzas del mercenario más bocazas, leyendo esta historia que le ha llevado desde la Tierra Salvaje a la horrenda dimensión de los Marvel Zombies. Cuando reseñé el tomo anterior en su día, ya comenté que se trata de un argumento divertido y «paranoiesco», con ciertos momentos que arrancan, o al menos esbozan, una sonrijuela en el lector.
Lo primero que hay que decir es que este segundo tomo pone colofón a la historia, manteniendo esa misma línea pseudo-bufonesca del anterior. De hecho veremos cómo todos los principales protagonistas (es decir, el bueno de Wade Wilson, su cabeza zombie homóloga de otra dimensión, la guapa bióloga y el agente tontaco de I.MA.) acabarán todos ellos metidos en esa mencionada dimensión de los Marvel Zombies tratando de no acabar siendo la merendola de los hambrientos habitantes de ese lugar.








