A fighting man

boxeo_logoVale bueno, para hombre que lucha uno de nuestros más afamados redactores, que cada vez que llega el domingo (día de ducha aquí en la sede del blog) y nos toca meterle debajo del grifo empieza a soltar ostias al aire con un puño americano puesto para que no nos acerquemos mientras nos increpa diciéndonos ‘no me toquéis cabrones’. Pero gracias a los dioses hoy no vamos a hablar sobre este puto guarrazo, sino sobre un film que he tenido el gustazo de ver recientemente y que me ha molado, qué coño…

Es curioso el hecho de que yo sea un jodío mierdecilla pacífico al que si levantas la voz me pongo a hacer pucheritos, pero luego me molan mazo las pelis de ostiazas como panes. Y es que aquí donde me tenéis me lo he pasado cojonudamente viendo pelis como la saga enterita de Rocky, Cinderella Man, Invicto y otros films del género en el que dos contrincantes se enzarzan a ostias hasta dejarse el careto como un puto cromo. Así que cuando el otro día me topé con esta cinta no pude menos que jugármela y echarla un vistazo, sobre todo por el hecho de que salían un montón de rostros bastantes conocidos.

Y lo primero que me gustaría comentar es el hecho de que en casi todas las películas sobre boxeo el planteamiento del argumento suele ser una primera parte de presentación del protagonista en cuestión, el motivo de cómo se topa con la que puede ser la pelea de su vida, la parte en la que le vemos ponerse en forma y por último el épico enfrentamiento en el que suele triunfar de forma heroica sacando fuerzas de flaqueza. Pues bien, si hay algo que me ha llamado la atención de A fighting man es que se pasa todo este planteamiento comentado por el forro y nos ofrece un film con un punto de vista bastante distinto.

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Poniéndole la cara «colorá»

Y es que esta película arranca desde su primer minuto con el combate ya empezado (creo recordar que lo hace incluso desde el tercer o cuarto round), con ambos boxeadores ya bastante tocados por la somanta de ostias que se han propinado hasta ese momento. A partir de aquí, el film empieza a hacer uso del recurso del flashback para irnos dando pequeñas pinceladas sobre sus protagonistas y conocer más detalles sobre cómo esos boxeadores han acabado en ese combate y las motivaciones de ambos para hacerlo. Además nos aportan bastantes elementos sobre la vida de cada uno (intercalados en medio del combate), que hacen que el espectador quede un poco dubitativo por el hecho de cuál de los dos se merecería la victoria a medida que vamos conociendo los «dramas personales» de ambos. Además se trata de una serie de flashbacks que a veces están desordenados en el tiempo, por lo que hacen que tengamos que ir ordenándolos y ver en qué momento encajan concretamente en todo este «puzzle» que es el argumento.

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Un árbitro muy sobón

Pero a través de este mencionado recurso, que compone una narrativa que aborrece la linealidad, no solamente conoceremos detalles de la vida de ambos contendientes, sino también del buen plantel de secundarios que desfilan por el metraje, la relación que tiene cada uno de ellos con ambos protagonistas y el papel que juegan algunos en las motivaciones de esos dos boxeadores a la hora de encarar ese combate. Todos estos elementos componen, para mi humilde gusto, un film bastante fresco, dinámico y que le hace mantener el ritmo en todo momento, al intercalarse de muy buena forma los momentos de desarrollo de los personajes con los instantes de ostias que uno anhela ver en un film de estas características.

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«¡Te meto un meco que te reviento, payaso!»

Además todo ello está aderezado por un montón de actores bastante conocidos, entre los que destaca Dominic Purcell, que a muchos os sonará por su papel de Lincoln Burrows en Prison Break. Tampoco faltarán otros rostros famosos como el de la actriz Famke Janssen (que ya quisieran muchas 20 añeras estar como esta tipa a sus 50 añazos), Michael Ironside (al que muchos recordaréis como el menda aquel de la serie ‘V’ que iba con un par de Uzi’s), y otros dos míticos actorazos como la copa de un pino como son James Caan y Louis Gossett Jr.

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Famke Janssen comiéndose las uñarras

En definitiva, A fighting man es un film del que no tenía ni zorra idea de su existencia y que empecé a ver un poco en plan ‘a ver de qué coño va esto’, pero que me terminó de sorprender muy gratamente. No os esperéis la típica peli de boxeadores en plan fantasmada en la que un menda que tiene todas las que perder hace el combate de su vida, sino que se trata de una historia con un trasfondo muy humano, dramático y que al final llega a emocionar, qué cojones. Pues eso, que si te gustan las pelis de boxeo échala un vistazo…

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