Destrozando mitos: Scooby Doo

Si algo hemos aprendido todos los que veíamos Scooby Doo cuando éramos más jovencitos y estábamos de mejor ver es el hecho de que si hay una cosa a la que temer en esta vida es a los promotores inmobiliarios. Realmente esta serie era curiosa no sólo por esta moraleja que se nos dejaba caer al final de cada episodio, sino por toda esa temática de un grupo de hippies «fumaos» y un perro que más o menos chapurreaba nuestro idioma, que iban en su furgoneta de pueblo en pueblo enfrascándose en todo tipo de misterios chungos en los que el malo siempre resultaba ser un gili «disfrazao». Realmente todo tenía un aire de buen rollo con el que los momentos de misterio y «terror» quedaban reducidos al final de cada capítulo a las risas y el regocijo de nuestros protagonistas, que se congratulaban por haber resuelto un nuevo caso. Realmente todo lo que rodeaba a estos personajes era muy idílico, muy bonito y lo que queráis. Por esa razón, hoy en Vas Tú Listo hemos estado indagando sobre la serie y os queremos tirar por tierra todo ese buen rollito que había detrás de estos personajes.

Empecemos con esta primera estampa de cómo se las gastaba el más famoso gran danés de la historia de la tele con las féminas del grupo. Todo sabemos que la buenorra de la panda era Daphne, pero como a esa se la calzaba Fred (el pimpollo ese peliteñido que iba con un pañuelo al cuello), pues al pobre Scooby no le quedaba más remedio que arrimar cebolleta con la tía pufo del grupo: Velma. Pero vamos, que siendo un puto perro tampoco le hacía falta un repibón del copón, pues con meter el hocico donde pudiera el bueno de Scooby se conformaba y era feliz.

Scooby olfateando pistas en un caso

Un clásico de cada capítulo era que Shaggy y Scooby (con eso de que eran los «subnors» del grupo) fueran perseguidos por el monstruo de turno y quedaran separados del resto de sus amigos mientras salían por patas acojonados de miedo. Se escondían como podían y se camuflaban con lo primero que pillaban para pasar desapercibidos. Entre espera y espera en sus escondrijos a que el maloso de turno se cansara de buscarlos, mataban el tiempo como buenamente podían (tal y como se demuestra en la imagen adjunta). Sé que es duro sacar a la luz los trapos sucios de estos personajes tan admirados por muchos aspirantes a detectives, pero esto es lo que hay. Así que cada vez que Shaggy gritaba aquello de: «Scooby Doo, ¿dónde estássss?», el muy cabrón estaba por ahí escondido cascándosela como un mono hasta quedar hecho un trapo, «reventao» y con la lengua fuera.

Scooby quitándose el estrés de ser perseguido por un monstruo

Pero claro, que muchas veces los perrillos son meros imitadores de lo que ven en sus dueños, y bueno…, con eso de que Fred era un puto vacilón delante de las chatis para que se derritieran por sus huesitos, el tío era capaz de todo. Ciertamente la imagen de debajo poco tiene que comentar salvo la mirada de admiración de Velma (que con eso de que era la feucha del grupo debía de ver pocas de esas). En cambio a Daphne se la ve ya con más tablas y sin apenas inmutarse del notable «esfuerzo» de Fred por…. (bueno, dejémoslo en «descorchar» su propia botella de champagne para deleite de las chicas). De todas formas, ya le vale al otro «tarao» ahí a dos manos (una cosa es vacilar y otra muy distinta es ser una fantasmón, Fred).

"¡Atentas chicas que esto va a petar pero ya!"

Pero vamos, que no todo en el grupete era «jauja» ni todos podían ir en plan fardón ni presumir de «poderío» delante de las chavalas. Bien es cierto que Shaggy era un tipo de gran altura, pero las malas lenguas dicen que no todo era proporcional en él. De todas formas, Velma tanteaba el terreno de vez en cuando, no sabemos si para hurgar en la herida o por simple curiosidad morbosa.

"¿Y cómo dices que la tienes, Shaggy?"

Lo único cierto es que todas estas estampas son esclarecedoras de que en la serie de Scooby Doo no era todo tan inocentón como parecía a primera vista, y en el backstage y detrás de las cámaras el despiporre que debían de tener estos mendas alcanzaba la depravación. Seguramente ya no volveréis a ver la serie con los mismos ojines. Otro día desvelaremos para qué usaban a Scrappy las muchachas del grupo.

5 comentarios

  1. KiKo dice:

    jaja, cómo mola el Scooby Onanista 😀

  2. mar dice:

    oysss hay que ver, que bien hablais, dais clases particulares??

    1. KiKo dice:

      ¿De onamismo? Cuando quieras guapa…

  3. Non-stop Violence! dice:

    jajajaja el Scooby de peluche es genial xDD

  4. mar dice:

    no gracias….ya me las apaño yo solita

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