Perramus. Edición integral, de de Alberto Breccia y Juan Sasturain (Astiberri, 2025)

Perramus es un gran fresco de América del Sur en el que los autores han transpuesto todos los símbolos y mitos que les son queridos. La historia está salpicada de aventuras, cada una más increíble que la anterior, y Perramus es de hecho un viaje a través de la historia de América Latina, con un telón de fondo de represión política y actos de resistencia…

Creada en el ocaso de la dictadura militar argentina, Perramus representa hoy, tras más de dos décadas después de su primera edición, el último eslabón de una cadena que tuvo siempre a la historieta argentina entre las más creativas del mundo…por lo que tenemos una obra situada en la coyuntura del final de la dictadura (en la que se concibió) y en el período de la recuperación democrática (en el que se publicó).

Aventura pura y dura que Breccia le pidió a Sasturain que le escribiera y que Sasturain efectivamente le escribió (y que sería su primer guión de historieta).

La obra se empezó a gestar en 1983, en los estertores de la Junta Militar Argentina que sumió a la Argentina en 7 años de desapariciones, torturas, censura y horror. Es un exorcismo de rabia y angustia, pero sin caer en el mensaje vacuo, sino todo lo contrario.

Tenemos ante nosotros una de las mejores historietas de la historia, poco conocida, de Breccia en sus últimos momentos de experimentación narrativa, y de Sasturain, que realiza el cambio narrativo que marcaria su carrera, pasando del Policial típico a algo mucho mejor, que lo dejaría en los altos escalones de la narración mundial.

En las dos primeras historias de este integral, puede decirse que ya está todo, es decir, el mecanismo y el personaje y el estilo único que hacen de Perramus una de esas lecturas que se quedan grabadas. En “El piloto del olvido” el protagonista abandona cobardemente a sus compañeros de lucha y pierde todos sus recuerdos en una extraña e irreal cantina, donde pide casi a gritos el olvido, y con él su nuevo nombre, Perramus, con el que lo bautizan sus antiguos enemigos tomándolo del impermeable que lleva puesto. En las sucesivas aventuras y desventuras irá conociendo a sus inseparables amigos (con nombres como Canelones, El Enemigo, o el propio Borges -¿os suena de algo este nombre?), con los que emprenderá una cruzada para salvar a una serie de personas en las que descansa a su vez la salvación de la ciudad de Santa María.

Más allá de esos símbolos que permiten volver a crear un sentimiento de pertenencia a una identidad común, la base de la nueva identidad de Perramus es la resistencia. Para mí uno de los momentos clave del relato es cuando Perramus se encuentra frente al mismo dilema con que se abre el relato: salvarse a sí mismo, o luchar con los otros y arriesgar la vida.

Empieza así el esperpéntico periplo de Perramus por el inmundo universo de las dictaduras y las falsas democracias, donde aventura, polar y western se dan la mano con la sátira, el esperpento y el increíble collage gráfico del maestro Breccia, regalándonos una generosa mezcla de géneros a la que Sasturain agrega la aventura más clásica y cierto realismo costumbrista.

Hay que leer Perramus como la historia de un personaje inolvidable, un hallazgo que es todo historieta..y, por encima de todo, su histórico abrigo que es disfraz detectivesco y protección (¿eternáutica?) contra los malos tiempos, y su personalidad inconfundible que no se deja definir. Es un personaje complicado ya que Sasturain lo prefiere así: sin ser el propio narrador de la historia pero sí su guía secreta, compartiendo esa característica de no entender del todo aquello que está viviendo.

El uso de la metáfora, de la personificación, permite introducir una reflexión muy personal sobre el necesario trabajo de memoria que debe efectuar la sociedad «post dictadura». En este sentido, el trabajo de interpretación del lector es facilitado por los protagonistas, que buscan relaciones entre su historia y este espectáculo del horror extremo que contrasta con la figura polisémica de Perramus, que encarna varios roles: desde ser una víctima, un traidor o un exiliado.

Huelga decir que no es una historia «facilona», asi que cuando uno se da el tiempo que eso exige, la historieta se disfruta mucho más.

En cuanto a Breccia: La soltura en el trazo es proverbial, así como sus caricaturescos retratos de personajes reales y su siempre magnífica puesta en página, impulsado sin duda por el talento y la inspiración sublime de Sasturain.
No se trata de imágenes cómodas para el lector, detrás de las sombras de Breccia se adivinan los carniceros de uniformes, los cuerpos lanzados al mar, la indiferencia de todo un pueblo ante una tragedia sin vuelta atrás.

Alberto Breccia es considerado uno de los mayores maestros del cómic. Ha inspirado y sigue inspirando a cientos de autores con sus obras expresionistas, el excepcional uso del blanco y negro, los experimentos con herramientas no convencionales y la capacidad innata de abarcar diferentes géneros y estilos.

Sin lugar a dudas, Perramus es una de esas historietas que uno tiene que leer; pero que también se puede disfrutar por su despliegue visual. Alberto Breccia intentó que cada viñeta fuera una obra de arte. Pero no por una búsqueda elitista, sino porque le gustaba dibujar y experimentar.

Es ésta una lectura que requiere segundas, terceras y sucesivas visitas. Uno tiene la sensación de que en sus manos hay un pedazo de la historieta universal.

En definitiva: hay que agradecer de manera efusiva la recuperación de un material como Perramus, ya que hay que leerlo en la línea de los GRANDES relatos que recorren la cultura argentina y en SU doble sentido: “Grandes” por su calidad y también por lo que intentan y logran abarcar.

La edición de Astiberri es magnífica en todos sus aspectos, detalle que redondea ya de por sí esta gran experiencia lectora.

Por Francisco José Arcos Serrano

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