Immortals

Tal y como le comentaba ayer a una coleguita, si te consideras un friki de pura cepa y no acudes a ver este tipo de films el mismo día del estreno te expones a que la gente te señale con el dedo cuando vayas por la calle y se te queden mirando diciendo: «¡Hey mirad, por ahí va el gilipichis ese que no fue a ver Immortals el día del estreno!». Y como en este blog no queremos que nos pase eso ni por asomo, qué menos que acudir en tropel a presenciar la que por su trailer apuntaba maneras de ser una de las pelis del año.

He de confesar que yo personalmente tenía grandes esperanzas puestas en este largometraje (hasta hice una cuenta atrás en mi nick del messenger contando los días que quedaban para el día de su estreno). Incluso metí presión a muchas amistades descarriadas que no tenían ni zorra idea de la existencia de este film, hablándoles de Immortals de una manera en la que uno podría pensar que tengo acciones en ella o que soy el ahijado secreto del director (el cineasta indio Tarsem Singh, por cierto). Pues bien, tras haber visionado esta película he de reconocer que la cosa tampoco era para tanto…

Plan imperfecto (botched)

Ciertamente uno a veces va ahí con toda la ilusión y toda la predisposición del mundo a sentarse  para ver una película que le da buenas vibraciones por lo que ha podido documentarse previamente sobre ella, y luego resulta más pufo que Benzema. Es justamente lo que me ha ocurrido a mí con este film, del cual me esperaba algo decente por el hecho de que estaba protagonizado por Stephen Dorff y porque le habían otorgado un par de premios en no sé qué festivales (pero vamos, que si A serbian film también se ha llevado premios, todo es posible en esta vida).

Y bueno, con respecto al crack de Stephen diré que si este hombre rueda hoy por hoy este tipo de cosas, entonces está más hecho polvo de lo que pensaba. Y es que parece mentira que un tío que hacía de Deacon Frost en la ya mítica Blade haya acabado rodando majaderías de este jaez. Supongo que todo esto es claro síntoma de que el bueno del señor Dorff está ya más acabado que Bon Jovi y el tío va ahí por la vida «gutroneando» los papeles que puede.