Cuando en su día hicimos la reseña del cómic titulado La Capa ya dijimos que esto no iba sobre el noble arte de cortar los huevos a alguien (algo tan practicado por algunas feministas de la escuela de Cristina Almeida). El caso es que si sois unos porreros empedernidos o boxeadores «sonaos» seguramente ya no recordaréis que hace unos meses comentamos que ese cómic era una adaptación de cierto relato corto aparecido en el libro Fantasmas (una antología de relatos de terror), que fue la primera obra publicada por el gran Joe Hill…
Pues bien, debe ser que este cómic debió de molar al populacho y que mucha de la gente se lo restregaba lascivamente por los pechotes, ya que este mismo mes ha sido publicado (de la mano de la editorial Planeta DeAgostini) el tomo titulado La Capa 1969. Así que si en su día disfrutaste con esa historia de terror en la que un puto «tarao» se servía de una capa que le daba la capacidad de volar para hacer cabronadas varias, no puedes perderte este tomo para conocer el origen de esa terrorífica capa…

Si hay una catástrofe medioambiental en los últimos años que ha puesto los huevos de corbata a la sociedad actual es sin duda, si quitamos el último accidente de Fukusima, el accidente nuclear de Chernobil. Un incidente que ha generado, después de varios años (sucedió en 1986), historias siniestras alrededor de la desolación que dejó. La central de Chernobil y sus alrededores, como la famosa ciudad de Pípriat (donde se alojaban muchos de sus trabajadores), actualmente abandonadas debido a sus zonas de alta radiacción, han sido la inspiración para guiones de videojuegos (como el fantástico 





