Hell eternal

No sé si alguno de vosotros se acuerda de cuando Recerca editorial empezó a publicar en nuestro país cómics de la línea «Vértigo» (que como sabéis se trata de un sello perteneciente a DC comics destinado a un público más adulto, por el hecho de tratar temáticas más controvertidas o por su contenido de violencia explícita). El caso es que gracias a aquella mencionada editorial pudimos tener el placer de degustar títulos menos conocidos pertenecientes a ese sello Vértigo, pero que realmente merecían mucho la pena echarles un vistazo.

Este tomo que nos ocupa fue publicado por estos lares allá por el 2004, y aproveché para releerlo hace poco porque uno ya no tiene las neuronas de antaño y ya apenas me acordaba de cuando lo leí en su día (a decir verdad ni siquiera me acuerdo de lo que he desayunado hoy). El caso es que con esta reseña me gustaría recomendarlo a todos los seguidores de las distintas series del sello Vértigo, porque en este cómic de Jamie Delano y Sean Phillips se marcan ambos una historia autoconclusiva de esas que te enganchan hasta que llegas a la última página.

Hell Eternal nos pone en el pellejo de una jovenzuela llamada Annie, quien desde la primera página podemos comprobar que esta muchacha «no está muy bien de la azotea» que digamos, sobre todo por el hecho de verla hablando con una pistola que lleva. Para entender cómo la pobre Annie ha llegado a esa situación tan rara que se nos muestra en los compases iniciales de la historia, el guionista (Jamie Delano) tira del recurso del flashback para ponernos en situación. Y es que pronto veremos cómo la tranquila vida de nuestra protagonista cambiará tras conocer en la Universidad a una chica llamada Sarah, una muchacha un poco cabra loca con la que empezará a tener algo más que amistad (algo así como una relacion en plan rollo-bollo fetichista y demás).

La misma cara que se le quedaba a Kiko tras una derrota cuando jugaba al fútbol sala

Sin embargo, la vida de nuestra protagonista se volverá aún más extraña al conocer a un joven llamado David en una tienda de tatuajes, quien entra a hacerse una tattoo de una cruz aria. David es un joven con tendencias ultraderechistas y neonazis, con obsesión por toda esa mierda de la raza aria, el racismo y la xenofobia contra los inmigrantes que están en su país chupando del bote. Pronto Annie y Sarah se adentrarán en ese mundo y se dejarán influir por todos estos ideales, entrando en contacto con organizaciones y milicias de esta calaña. Será justamente a partir de aquí cuando veremos cómo su vida (sobre todo la de Annie) ya no volverá a ser la misma y ciertamente vivirán un auténtico y verdadero infierno eterno.

Verdaderamente este cómic es un claro ejemplo de lo que puede pasar cuando alguien se deja  influir demasiado por las ideas de otros y no se tiene la suficiente personalidad como para distinguir lo que está bien de lo que está mal (pues lo que prima es el hecho de parecer guay a ojos de otros). Y es que precisamente ese es el caso de nuestra protagonista (Annie), quien se dejará llevar por todas esas ideas por el simple hecho de querer impresionar a Sarah, (una femme fatale de armas tomar). Y lo que puede empezar como un simple juego para llamar la atención de alguien, al final puede degenerar en acabar totalmente metido en toda una espiral de situaciones chungas de las que resulta difícil salir.

Nunca había visto a nadie poner el gas depués de entrar en la ducha

Y es que Hell Eternal es toda una historia de jóvenes perdidos, inconformistas y angustiados, que están abiertos a cualquier cosa que les sirva como válvula de escape para llenar su vacío existencial. Por todo ello me gustaría recomendar este cómic a cualquier lector que se precie, porque será partícipe de una muy buena historia autoconclusiva de lo que puede pasar cuando uno se junta con las compañías equivocadas (de esto último que tomen nota los más jovenzuelos de la casa). Además todo ello está aderezado por el genial estilo de Sean Phillips, cuyo peculiar trazo viene de perlas para una historia en plan novela negra como es esta. Si lo encuentras por casualidad en tu tienda no te lo pienses ni por un momento y dalo una oportunidad. Y si tienes chavalitos jóvenes en casa no estaría nada mal que lo echaran un vistazo a modo de ejemplo de lo que puede ocurrir cuando uno se deja influir mucho por las ideas de amigotes chungos.

 

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