El orgullo del tercer mundo

¡¡¡Después de años y años detrás de ello por fin lo he conseguido!!!. No, no me estoy refiriendo al tangazo de alguna de las famosas cinco hermanas de mi barrio, sino a algo casi igual de inquietante o más. Para explicarlo me voy a remontar al año 1993, concretamente a una noche de verano en la que estaba más aburrido que Paquirrín en un gimnasio. Me dio por poner la tele y zappeando me encontré con un programa en el que aparecían por ahí Faemino y Cansado. Por aquel entonces ya les tenía en buena estima, porque les conocía de haberlos visto alguna que otra vez en el «Un, Dos, tres» y en aquel programa infantil que echaban los sábados por la mañana titulado Cajón Desastre. El caso es que me llamó la atención ver a estos dos en un programa propio, me senté a verlo y desde entonces lo tengo elevado a la categoría de una de las mejores cosas que se ha hecho en la puta tele.