Los Mitos de Cthulhu

Hay gente que deja huella y no sólo por pisar el barro. Howard Phillips Lovecraft creó una mitología particular que trascendió a su época y fue influencia para numerosos escritores que se basan en todo aquello que escribió. Seguro que nos suenan nombres como Necronomicón, Cthulhu, Arkham o la Universidad de Miskatonic. Es normal, pues la influencia de Lovecraft ha llegado al cine, la televisión, la literatura e incluso la música, creando una memoria colectiva difícil de borrar.

Lovecraft ya era un niño rarito (seguramente por culpa de su madre, que lo ataba corto). Su padre acabó en un psiquiátrico, no era amante del mar y si a todo esto añadimos que era un niño prodigio, el resultado es Cthulhu. Lo vivió con tanta fuerza y lo plasmó en sus textos con tanta fe, que esos tentáculos alcanzaron a escritores de su tiempo como a Robert E. Howard, del que ya hemos hablado en Vas Tú Listo.

Conan en la sala de lectura

Conan siempre va repartiendo castañas a diestro y siniestro, vestido con un taparrabos y mostrando su cuerpo para deleite de todas las féminas con gustos culturistas. En cambio, la elección del Cimmerio en cuestión de mujeres es de lo más variopinto, pues o se pasa por la piedra a 4 prostitutas de mala muerte o se cepilla a la hija de un rey. Hay que recordar que Conan es un bárbaro y eso no es sinónimo de idiota. Tiene sus preferencias y si puede, coge de lo mejor lo superior. A ver quién es el chulito que le dice de esa agua no bebas.

Ya que estamos en momentos “Conan”, es hora de hablar de los libros de Robert E Howard, unos de los padres (junto a Tolkien) de la literatura fantástica moderna. Aunque realmente poco tiene que ver el uno con el otro, sin duda marcaron las pautas de lo que tenía que venir después. Con algo de esfuerzo podemos imaginar lo que pasaría en una fusión de estos dos grandes escritores.

Conan el bárbaro

Hace unos días hablaba con un colega del curreles que decía gustarle todo este mundillo del noveno arte pero reconocía no haber leído nunca nada sobre Conan (pero el tío se regodeaba de haber leído a Snoopy, no me jodas). Francamente me dieron ganas de arrearle un revés a lo Rafa Nadal en Wimbledon con el que le sobresaliera el puño por la nuca. Lo cierto es que todos los fans del personaje creado por Robert E. Howard ardíamos en deseos de que llegara este film, pues ciertamente llama la atención que un personaje con un sinfín de aventuras a sus espaldas tenga tan pocos largometrajes en su haber.

¿Y es que quién no ha deseado alguna vez vivir en la era Hyboria?. Una gran época en la que las únicas preocupaciones de un bárbaro cimmerio eran vivir el día a día desplumando a algún gordo ricachón y retozando con las mozas más cachondas de la tasca más chunga del lugar, bebiendo jarrotes de cerveza cual hooligan descocado. Por todas estas cosas comentadas, los muchachos de este blog siempre hemos sido fans de Conan.

Se acerca el cimmerio

Hace unos días los creadores de este blog caímos en la cuenta de que aún no habíamos dedicado unas palabrejas a la inminente película del bárbaro por antonomasia (con el permiso de Kiko cuando se pone de mala leche y empieza a romper cosas dando hostias). Más inconcebible parece incluso siendo dos tíos como nosotros que siempre hemos sido fervientes seguidores de los magníficos cómics de la Espada salvaje de Conan y grandes jugadores del Barbarian, de esa puta mierda que ordenador que era el Amstrad CPC 464. Y hasta hemos de confesar que si no nos hubiéramos desviado por el oscuro sendero de los bollos seguramente hoy por hoy tendríamos un tipín como el del cimmerio. Así que creo que ya era hora de comentar otra fecha que tenemos marcada en nuestro calendacas de la rubia tetona como es el día 19 de agosto, en la que comprobaremos si este film hace honor a la leyenda del bárbaro más chungo del mundo de los cómics.