Hoy por fin he podido ponerme a postear, pues entre unas cosas y otras he estado más de una semana sin actualizar el sitio nº1 no porno de internet. A ver si puedo volver a mantener el ritmo de al menos 5 post a la semana para que esto esté actualizado para mis queridos fans (si es que los hubiere). Pues hoy voy a comentar un comic con el que me hice ayer, porque me resultó curioso cuanto menos. Y es que ayer por la tarde hice mi sempiterna visita de primer viernes de mes a mi tienda de comics favorita, y como es habitual, tras hacerme con las compras mensuales que me interesan, me puse a echar un vistazo a otras novedades, para ver si alguna podría interesarme también. Y ayer me llamó la atención este comic titulado Sivil Guar, que como salta a la vista, es una parodia gilipollesca de la Civil War de Marvel. El caso es que lo estuve ojeando y al final decidí pillármelo, porque el dibujo era simpatiquísimo a la par que divertido.

Hace ya unas semanas hablé en otro post sobre esta nueva andadura de los títulos de la editorial Wildstorm bajo el epígrafe apocalíptico titulado World’s end, donde asistimos a un armagedón que ha arrasado a lo bestia la mayoría de las ciudades de la Tierra, dejándolas totalmente destruidas y a los superhéroes que quedan dedicándose a la tarea de buscar entre las ruinas a los supervivientes, para así lograr sacar adelante a lo que queda de la raza humana. Sin duda alguna, este tomo de The Autorithy refleja a la perfección todo ello, y sobre todo le deja a uno perplejo (y más a alguien que haya leído todo lo anterior de ellos), por el hecho de ver tan desunidos y desorganizados a todos estos héroes que parecían casi invencibles e imposibles de derrotar. ¿Pero qué pueden hacer estos héroes en un mundo en el que la tierra ha sido desviada de su eje, los polos están derritiéndose, las ciudades destrozadas y ha muerto casi el 90% de la población?.

Esta misma tarde he estado de visita en mi tienda de comics favorita, ya que he ido a hacerme con las novedades del mes de septiembre. Como es ya habitual, tras pillar los comics de mis colecciones fijas, toca echar un vistazo al resto de estantes para ver si hay alguna novedad que me inquiete y que se merezca darla una oportunidad. Y hoy me la he jugado con los dos primeros tomos de una reedición que está sacando Norma editorial, de una colección que se publicó en nuestro país allá por mitad de los años 90, y que lleva por título Gen13. Se trata de unos tomos muy chulos que recogen material de los primeros números de una colección muy aclamada en su día, principalmente por el dibujo del gran Scott Campbell. Aprovecho el post para recomendar otros buenos títulos que se están reeditando actualmente, tales como The Darkness de Ennis/Silvestri y los Wildcats de Jim Lee. Yo personalmente guardo un gran cariño de todos estos títulos, pues fueron los que hicieron que me reencontrara con el mundillo de los comics por aquel entonces, tras un período apartado de ellos.

Como todos sabéis, Marvel y DC comics son las dos grandes editoriales en lo que a comics de superhéroes se refiere, y ni que decir tiene que cuando una de ellas se saca de la manga una iniciativa o una nueva propuesta, la otra replica sacando algo parecido. Y es que parece que ambas están pendientes de lo que publica su vecino para copiarle inmediatamente. De esta forma, uno de los últimos duelos de esta sempiterna rivalidad tuvo lugar hace unos meses, cuando DC sacó el Gotham City Sirens y Marvel replicó con el título llamado Marvel Divas. En el primero de ellos, las protagonistas son el trío de señoritas que responden a los nombres de Catwoman, Harley Quinn y Poison Ivy, que se verán envueltas en una historia en la que un villano extravagante ataca a las chicas malas de Gotham. En cuanto al título de Marvel, las protagonistas no serán otras que la Gata Negra, Hellcat, Firestar y Photon, y muchos lo definen como una especie de ‘Sexo en Nueva York’ en versión pijamera, que ofrecerá una visión de la dificultad de vivir siendo mujer en una sociedad dominada por la testosterona (desde el punto de vista de los superhéroes). Así que habrá que esperar a que las publiquen aquí en nuestro país para echarlas un vistazo y volver a disfrutar una vez más de la rivalidad entre ambas editoriales.

Creo que ya he mencionado alguna vez en mi blog la llamada línea Ultimate de Marvel comics, cuyos títulos vienen a ser una revisión actualizada y más acorde a los tiempos modernos de los personajes más famosos de la editorial. Este universo fue creado para los lectores novatos que no tenían ganas de comenzar a leer un personaje con más de un centenar de numeros a sus espaldas (además sirvió para revitalizar algunas viejas sagas y adecuarlas a la época actual tanto a nivel de argumento como de dibujo). Sin embargo, lo que empezó como un proyecto para dar aires renovados a esos personajes, ha ido ocurriendo que poco a poco esos personajes de la línea Ultimate se parecen cada vez más a los ya vistos en el Universo marvel tradicional, razón por la cual se ha decidido hacer algo diferente (y ese algo distinto se llama Ultimatum). El principio del fin arranca con una serie de disturbios climáticos masivos que están arrasando con el planeta.

Hoy quiero reseñar este tomo que ha sido una de mis más recientes adquisiciones en mi última visita a la tienda a la que suelo acudir cada mes. Lo leí hace unos días y la verdad es que me ha sorprendido muy gratamente, razón por la cual lo dedico estas palabrejas. Y es que el tomo viene a ser una nueva vuelta de tuerca de los viajes temporales, donde personajes de la llamada Época Dorada (más conocida como Golden Age) son transportados a nuestro presente, con las consecuencias que supone poder saber el destino y el futuro que les espera. La historia comienza cuando Namor, El Capi, Bucky, La Antorcha Humana y Toro se encuentran luchando en Monte Casino, durante la 2ª guerra mundial, junto a una unidad militar estadounidense. En el combate, se ven transportados a nuestra época, sin que ellos lo sepan. En el Nueva York del s.XXI, deberán buscar la manera de volver al pasado. No será fácil, pues Iron Man, SHIELD y Los Poderosos Vengadores les buscan, como también lo hacen el grupo de vengadores «fuera de la ley» (Los Nuevos Vengadores).

El otro día me leí este tomo de la línea 100% marvel que recopila esa miniserie de cinco números sobre uno de los más aclamados enemigos del arácnido. El motivo principal por el que me hice con él fue porque está dibujado por Ángel Medina, uno de mis dibujantes favoritos desde que lo vi por primera vez en la colección de Sam & Twitch. Y es que reconozco que me encanta ese estilo suyo con formas retorcidas y rostros imperfectos, caricaturista y realista a la vez, que dentro de lo «poco atractivo» que puede llegar a ser, tiene cierto encanto para la vista (además tiene un cierto toque siniestro que viene a la perfección para series «oscuras» como la del tomo que nos ocupa). Pasando a comentar lo que nos ofrece esta historia, puede resumirse en que viene a ser una visión más desarrollada de los avatares del destino que unieron a un periodista fracasado y hundido en la miseria (Eddie Brock) con el simbionte alienígena, dando lugar a una simbiosis de la que nació el peor enemigo de Spidey.

Estos días he vuelto a la carga con lecturas atrasadas, y he vuelto a retomar el hilo de la saga titulada Invasión secreta que está publicándose actualmente en nuestro país. En mi última reseña sobre la misma, hice un pequeño repaso de los cuatro primeros números de la serie principal y de algunos títulos de colecciones a los que afectaba tal evento (tales como Los Nuevos Vengadores, Thunderbolts, étc…). Lo que quiero reseñar con este post es esta colección titulada Primera Línea, que viene siendo ya todo un clásico en todos los macro-eventos que acontecen últimamente en Marvel comics (tal y como se vio en la Civil War, en World War Hulk, étc…). Todo el que sepa un poco de este mundillo es sabedor de que la idea de esta serie «bebe» directamente del famoso comic titulado Marvels (de la dupla Busiek/Ross), en el que la idea principal era mostrarnos cómo ve la gente normal y cómo afectan todos esos hechos relacionados con los tipos superpoderosos a la gente de a pie (como por ejemplo sus reacciones ante la aparición de los mutantes o ante la llegada de Galactus a la tierra con intención de devorarla, étc…).

Hace ya unos meses dediqué un par de post a ciertos tomos de la editorial Wildstorm, titulados Wildstorm armageddon y Wildstorm revelations, que junto al titulado Number of the beast componían una especie de trilogía donde asistíamos a una especie de apocalipsis en la que podíamos ser espectadores de excepción de la destrucción de este peculiar universo. Y es que se trata de un armagedón en el que los guionistas no han tenido reparo alguno en arrasar a lo bestia, mostrándonos la mayoría de las ciudades de la Tierra totalmente destruidas y a los superhéroes que quedan dedicándose a la tarea de buscar entre las ruinas a los supervivientes, para así lograr sacar adelante a lo que queda de la raza humana. Muchos de vosotros diréis: «¡Sí bueno, cuántas veces hemos visto ya estos tintes destructivos en historias o argumentos en los que se destruye algún planeta alienígena o una ciudad terrestre pero al poco tiempo todo vuelve a su sitio para que el autor que recoja el testigo pueda seguir contando historias como si nada hubiera pasado!».

Aprovechando estos días de vacaciones me he dispuesto a leer algunas de las cosillas que tenía por ahí pendientes. Así que desde que me hice con éste número en el que se nos narra la nueva etapa de The Ulttimates, tenía ganas de leerlo tranquilamente, pues tengo que decir que los anteriores volúmenes de la dupla Millar/Hitch me resultaron bastante buenos (sobre todo el vol.1). Pero sobre todo tenía ganas de comprobar si el nuevo equipo encargado de esta serie estaba a la altura de sus predecesores. Tengo que decir que he leído muchas críticas negativas sobre esta nueva etapa, pues el guionista Jeph Loeb no suele ser santo de la devoción de muchos. Tengo que reconocer también que estoy de acuerdo con muchas de esas críticas, sobre todo por ciertos cambios que el guionista ha introducido en el tratamiento y hasta en el aspecto de muchos personajes, aunque esto último es más bien culpa de Joe Madureira y su peculiar estilo de dibujo.