Ya es oficial: el bueno de Jason Aaron se sale. Mira que he leído pocas cosas de este tío, pero todo lo que va cayendo en mis suaves manitas guionizado por este menda me deja un gran sabor de boca, pardiez. Y es que esta visión suya que nos hace sobre Punisher me recuerda bastante a la etapa de la dupla Ennis/Dillon que tanto me engatusó hace unos años, hasta el punto de ser la serie regular que más esperaba cada mes. Hay que reconocer que el bueno de Aaron deja aquí muchas reminicencias del estilo de Garth Ennis, mientras que Steve Dillon cumple como siempre (a pesar de que haga ahí a «to» dios con el mismo jeto).
El caso es que si el anterior tomo de esta nueva etapa me dejó una buena impresión, sobre todo por esa peculiar visión que nos ofrece Jason Aaron sobre Punisher y Kingpin, en esta nueva entrega vuelve a sorprendernos bastante gratamente y nos dejará otra magnífica perla con el retrato que nos hace sobre otro de los grandes enemigos de Frank Castle: el puto psicópata conocido como Bullseye.








