Muchas veces voy andando ahí tranquilito por la calle y alguno de vosotros se me acerca y me increpa diciéndome lindezas como: «¡Oye tú, tío mierdero, tanto alardear que lees mazo de cómics pero nunca muestras esa comicteca que dices que tienes, so rancio asqueroso!» (y luego me escupís en la cara). Es por ello que hoy me he decidido a dar el paso y tirar algunas fotos a mi flamante colección, aunque antes me gustaría pediros disculpas por la calidad de las estampas, pues entre que mi móvil es una puta mierda épica y entre que yo creo que me dan parkinsons cuando tiro fotos, no están «mu pallá», pero bueno…
Estoy indignado con Nintendo y sus putas estrellas. No me refiero a sus famosos personajes de videojuego, que como todos sabemos son entrañables y tal, si no que me refiero al Catálogo de Estrellas del Club Nintendo. Para el que no lo sepa, dicho club te da la posibilidad de ganar estrellas por cada juego o consola que registras en su web. Cuantas más movidas registras, más estrellas tienes. Cuando tienes un número determinado de estrellas puedes canjear éstas por pequeños regalos y así sucesivamente. Es una idea cojonuda por la que La Gran N agradece a todos aquellos jugones que se gastan las perras comprando consolas y juegos originales. Pequeñas golosinas comparadas con el jodido pastizal que cuestan sus juegos (al menos los de Nintendo), los cuales tienen la puñetara cualidad de no bajar de precio según pasa el tiempo. Pero no todo es tan bonito.